lunes, 28 de agosto de 2017

La próxima “guerra de carteles”


Inmersos ya en la campaña electoral hay algo que debe preocuparnos a todos los cacereños, cual es no ensuciar con la propaganda electoral nuestros monumentos, sobre todo teniendo en cuenta que Cáceres es mucho, ciudad monumental y al menos, esa parte, debe ser respetada por la propaganda de los partidos.
Tengo idea de que en pasadas elecciones hubo cierto acuerdo, en líneas generales respetado, sobre que los partidos respetarían la ciudad monumental no ensuciándola con sus propagandas y ahora era caso de solicitar de los partidos que volvieran a realizar el mismo acuerdo, ya que como decía el tantas veces recordado compañero de prensa, fallecido ya, Dionisio Acedo, “la ciudad monumental son nuestros pozos de petróleo”, el que hasta ahora hayamos o no sacado poco “petróleo” de ellos, no quiere decir que esta belleza potencial no sea uno de los motivos por los que el turismo viene entre nosotros y si no la destrozamos, pueda venir en mayor cantidad, siendo una potencial fuente de ingresos que debemos ser nosotros los primeros en cuidar.
Yo puedo decir que durante las campañas electorales de Andalucía hubo un “slogan” en todas las emisoras de aquella región, que más o menos decía: “Un monumento es símbolo de nuestra cultura, no lo ensucies con propaganda electoral.” No sé si se respetó o no el consejo, pero al menos mostró una inquietud por parte de alguien y concienció al pueblo —que suele ser siempre el de más conciencia— en el respeto a sus monumentos simbólicos.
Pocos tenemos en Cáceres fuera de la ciudad monumental, pero deben también ser respetados en la guerra de carteles que está a punto de iniciarse y que unida a la “guerra de carteles” de la feria, nos acabará poniendo la ciudad hecha un verdadero asco.
De momento hemos visto que el Ayuntamiento, en el deseo de mantener lo más limpia posible la ciudad, ha comenzado a instalar paneles. Muchos de ellos en barrios, como los hemos visto en Fuente Concejo, Miralrío y algunos otros puntos y sería necesario que se instalaran también, en número suficiente, en los sitios más céntricos y apetecidos para esta propaganda, porque hay algo que no debe ir a cargo de los dueños de edificios, como es el limpiar posteriormente las fachadas a su costa, pienso yo que cada partido —saliera o no favorecido en las elecciones— debería comprometeré después a limpiar a su costa lo que ensució en propio beneficio… Puede que esto sea pedir demasiado civismo a los partidos, pero si presumimos de demócratas y civilizados, en lo menos que podemos exigirles.
Diario HOY, 24 de septiembre de 1982

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