Y seguimos con las fiestas patronales, ya que hoy domingo terminan las
de San Jorge de Cáceres. La forma de celebrar estos festejos ha ido
evolucionando con el tiempo, y en esta sección alguna vez nos referimos a la
época en que se hacían “luchas” de
moros y cristianos, un poco a imitación de las que se hacen en Levante, y cuya
organización corrió a cargo de los concejales de festejos de cada época que,
según su imaginación y según las posibilidades económicas, se realizaban con
mayor o menor esplendor. Siempre, como es lógico, ganaban los cristianos,
excepto en una ocasión —que ya referimos— en que hartos los “moros” de perder, estuvieron a punto de
ganar la batalla y tuvo hasta que intervenir el alcalde para que quedaran las
cosas en su punto.
Pero esto son cosas ya contadas y ahora la fiesta ha tomado otro
sesgo, “moderno” diríamos, con la “búsqueda de la gallina de oro”, etc.,
etc., incorporaciones que tampoco tienen un arraigo muy tradicional, aunque las
aplaudamos porque la tradición, como el camino, se hace “al andar”.
Pero lo que sí se pierde en el “polvo
de los siglos” y se contempla en nuestro “Fuero” y otros documentos próximos a la época de la toma definitiva
de Cáceres son dos aspectos: uno de ellos, el de que en la Corporación había de
concurrir a la Iglesia de Santa María portando el “pendón de San Jorge”, que es la bandera con la que se tomó Cáceres
y por tanto una de las más antiguas de España, bajo mazas, indicando que habría
de portarlo el “teniente de armas”,
que era el concejal más joven del Ayuntamiento, ya que Cáceres tenía su propia
tropa municipal que hasta concurrió a la toma de Granada y otros diversos
hechos de armas.
El segundo aspecto tradicional era que, la víspera de San Jorge, se
hacían hogueras en todos los barrios, que al parecer simbolizaban los campamentos
cristianos en el asedio, y se arrojaban brevas —el fruto temprano de la
higuera— a todo el que pasaba cerca de estas hogueras entablándose una
verdadera lucha a brevazos entre unos barrios y otros… y sin que nadie pudiera
ofenderse, ya que de una tradición “foral”
se trataba. Este segundo aspecto ha desaparecido ya, no hace tanto,
orientándose la fiesta de otros modos.
Diario HOY, 25 de abril
de 1982
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