martes, 1 de agosto de 2017

Los duros antiguos

Hoy vamos a hablar de “los duros antiguos”, aunque no de los de la canción gaditana carnavalera, sino de los que muy frecuentemente se ofrecen como pieza antigua a los particulares en una nueva picaresca que ha comenzado a estar de moda en la ciudad, en la nuestra, y sospecho que en muchas otras.
La picaresca no descansa y el caso es muy curioso de conocer. Ahora con bastante frecuencia te suele “asaltar” por la calle, o en el propio domicilio, alguien —con pinta de gitano, aunque sea payo— que te ofrece, con mucho misterio, unos duros antiguos de plata, de los que antes de la guerra civil corrían y ahora van siendo más escasos, La forma de ofrecimiento tiene sus variantes: unas veces es alguna mujer con pinta de viuda, otras una persona madura, otras un joven que con mucho misterio te saca una de estas piezas, o varias, de entre unos trapajos viejos y, más o menos, suelta el mismo “rollo”:
— Mire, es que estos duros los tenía en casa guardados desde hace mucho tiempo, y como andan tal mal las cosas tengo que deshacerme de ellos… ¿qué me da usted?
Ni que decir tiene que el posible comprador cree que se le ofrece un tesoro, y como ha oído hablar que algunas de estas piezas se pagan muy caras, suele “picar” y hacer un ofrecimiento… pero tras al “regateo” acabará siendo engañado.
Nos explicamos resulta que ahora ha surgido una “industria”, más o menos clandestina, de imitación de estas piezas antiguas que en algún caso emplea plata, de menos ley, y en otros un baño de ella, y aún en otros ni plata siquiera: pero las piezas están tan bien hechas que hasta pueden dar el “pego” a un anticuario poco experimentado. Es más, en alguna ocasión se la ofrece a los propios anticuarios, La fabricación es reciente y hasta podemos decir que “talleres” de este tipo existen —o han existido— en Talavera de la Reina, y aun en Mérida. Posiblemente los fabricantes no los realizaran con el fin de engañar, pero los intermediarios sí. Un duro de estos, si es de plata, puede salir “al costo” a unas 800 pesetas y si no lo es, el trabajo no pasa de las 300. Si el intermediario logra colocarlos a algo más, todo será ganancia. Las piezas auténticas no hace mucho estuvieron más caras pero ahora se suelen vender alrededor de las mil pesetas las normales aunque haya otras raras que se vendan a más. En fin, nosotros se lo contamos, para que no les coja de nuevas.
Diario HOY, 10 de febrero de 1982

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