jueves, 17 de agosto de 2017

Los victorinos y el toro “burraco”


Me agradó a mí el que, habiéndonos quedado sin corridas de toros en nuestras ferias, a causa de la lluvia, vieran los buenos aficionados que aquí hay, a través de la pequeña pantalla, la retransmisión de una excepcional corrida como fue la del miércoles en Madrid, con toros de Victoriano Martín. Es curioso que, en casos de éstos, no importe el torero, sino más bien el toro y que los aficionados al referirse a esta corrida, en que salió todo redondo, no citen a los toreros sino a la ganadería y digan, por ejemplo: “¿Viste la corrida de los victorinos?”, lo que demuestra que en la fiesta de toros lo importante es el toro, aunque también lo sea el dinero, pero si no hay toros no puede haber toreros. Ello no quita méritos a Ruiz Miguel, Esplá y Palomares, que fueron los triunfadores de la tarde, pero gracias a estos toros – toros que este  paleto”, medio paisano nuestro, cuida como a las niñas de sus ojos. El triunfo fue de Victorino Martín y de su ganado, y dentro de ese éxito quiero señalar algo que,  en cierto modo, nos atañe.
Se dijo en la retransmisión, y lo confirmó el mismo Victorino, que esos magníficos toros habían pastado precisamente en campos de Coria y Moraleja, en nuestra provincia, con lo que podemos afirmar que algo tendrán nuestros pastos y nuestros campos cuando contribuyen también a formar esos toros de casta, por lo que también el triunfo es de un ganado cacereño, porque Cáceres ha sido y es una tierra de buenas ganadería bravas y eso lo demuestra.
Otra puntualización más, como comentario, es ver lo poquísimo que entienden de toros la mayoría de los que asisten al festejo. Muchos de ellos, en el último de la tarde, pedían que se retirara por cojo… y ya vieron el resultado que dio en la lidia. Esto nos recuerda el caso de un toro retirado a petición del público, porque alguien en los tendidos comenzó a gritar: “¡Fuera, fuera, que ese toro es “burraco”!” Se armó la bronca y el presidente hubo de retirarlo. Más tarde, alguno de los que más chillaba, pudo ver en un diccionario que “burrraco” es el toro que tiene pelo similar al burro, lo que no es razón para una protesta; pero así anda la fiesta, con unos “entendidos” que la arman por nada y aun sin saber por qué la arman.
Diario HOY, 3 de junio de 1982

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