jueves, 3 de agosto de 2017

Ni están todos los que son…


Aunque hubiéramos deseado que no hubiera ocurrido, lo del síndrome tóxico, aunque no se haya llegado a esclarecer del todo, parece ser que ha servido para que se cumpla aquello de: “No hay mal que por bien no venga”.
Lo decimos porque, aunque tarde, parece ser que la Administración comienza a preocuparse por la vida y supervivencia de sus administrados. Bien es verdad que deben haberse hecho la composición de lugar de que, con un par de golpes más de los manipuladores de alimentos, se podían haber “quedado sin clientela”… y puestos a elegir es preferible quedarse sin manipuladores que sin administrados.
Decimos todo esto porque, al fin, los Ministerios de Sanidad, Agricultura… y un montón de cosas más, se han decidido a publicar las listas de  los productos alimenticios y de los fabricantes que han sido sancionados con multas globales de 130 millones de pesetas. Con todo, lo más importante, a nuestro juicio, ha sido el decretar el cierre definitivo de dos firmas, por su empecinamiento en continuar engañando al consumidor. Una es, siempre según lo publicado, la de “Juan Lafuente Gil”, y otra “Producción y Consumo S.A.”. Aparte de ellas, las sanciones han menudeado a otras muchas firmas que, sin duda, más o menos remotamente han venido jugando con la salud de todos y si no han llegado a más es porque los consumidores tenemos mucho aguante y la naturaleza humana suele ser tan sabia que equilibra “los atentados” que contra ella se hacen en la mayoría de los casos… porque a estas alturas tenemos que decir que los adulteradores del aceite tóxico, a nuestro juicio, no tenían la intención de matar a nadie, sino de enriquecerse… pero sin prever las consecuencias que ese enriquecimiento podría llevar consigo.
El asunto es delicado, y lo que nos parece mal es que hasta ahora no se hayan tomado esas medidas drásticas que han venido pidiendo hasta la saciedad las asociaciones de consumidores y usuarios, a las que debería habérseles hecho más caso del que se les hizo… Pero como “con aguas pasadas no muele molino”, demos todo por bueno y esperemos que esas medidas, esas sanciones y esos cierres sirvan para que se respete la salud de los demás y se frene el desmedido afán de lucro que salta por ella.
Diario HOY, 18 de febrero de 1982

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