4-11-1972: Conferencia de don Antonio Floriano |
En Cáceres ha habido siempre una tradición de buenos pedagogos. Conste
que digo pedagogos y no profesores, porque lo primero implica saber enseñar con
amenidad para entendernos “enseñar
deleitando”, y lo segundo implica sólo unos amplios conocimientos sobre
cualquier materia aunque se desconozca el modo de saber transmitirla a los demás,
en este caso el alumno.
Digo esto porque acabo de ver un “libro”
hecho por las alumnas de tercero de la Universidad Laboral en unión de su
profesor, cuyo nombre desconozco, que es una maravilla de ingenio. Pongo lo de
“libro” entrecomillado porque no se
trata de un libro impreso, sino de hojas fotocopiadas, con amenísimos dibujos,
al modo de historietas en muchas ocasiones, en el que, como si se tratara de
una aventura de “Asterix” —el
personaje de los “comics”—, el tal “Asterix” y sus compañeros nos van
entrando en los conocimientos de la ciencia matemática, sin que nos demos
cuenta de ello y, al par, haciéndonos pasar un buen rato.
Idem que la anterior |
Puede que la noticia no trascienda del mundillo de la enseñanza, ni
aun de la clase del curso que comentamos, pero ello me ha hecho recordar otros
magníficos pedagogos que hubo en mis buenos tiempos, que supieron arrancar del
auditorio infantil, al que tenían que enseñar, ese mismo interés por la materia
enseñada. Entre ellos recuerdo a don Ponciano, director de una academia de
enseñanza, que nos hizo aprender la Física poniéndole letra y música con las
canciones al uso. Otro pedagogo excepcional que recuerdan los de mi generación
fue don José Lostau, que nos enseñaba las ciencias naturales a través de unas
venturas, con personajes y todo, al estilo de
Rodríguez de la Fuente, cuya clase era tan amena que cuando llegaba el
bedel a “dar la hora”, protestábamos.
Pero el colmo de la amenidad lo tenía don Antonio Floriano, que, no
siendo alumnos de su clase, pedíamos permiso para entrar en ella y escucharle
las amenísimas lecciones de Historia, de las que hacía una verdadera aventura
con “suspense” e interrogantes que
quedaban abiertas para la próxima clase que, dicho sea de paso, no se perdía
nadie… Todos ellos merecen el recuerdo y agradecimiento de los que conocimos
sus excepcionales dotes.
Diario HOY, 31 de marzo de 1982
NOTA.-
Las dos fotos adjuntas corresponden a una conferencia impartida por Don Antonio
Floriano Cumbreño el 4 de noviembre de 1972.
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