De lo que se ha dado en llamar “la
guerra de los espárragos” tiene la culpa Televisión Española que admitió
sólo a los cultivadores navarros en una emisión para hablar de las bondades de
los espárragos y en ausencia de los únicos cultivadores que pueden hacerles
sombra a aquéllos, que son los de Extremadura, se puso a nuestros puntiagudos
productos como “chupa de dómine” sin
que el producto pudiera defenderse porque faltaban los productores de este
lado.
Pero el asombro llega a más, ya que
en los informes que ha dado la Diputación Provincial cacereña, sobre el
tema, resulta que la mayoría de los espárragos que envasan los navarros se
cultivan aquí, y también por navarros, que son los que vinieron a enseñar a los
nuestros este cultivo. Para que ustedes lo entiendan, que no se puede imaginar
una lucha de campesinos de Navarra y Extremadura, cada cual espárrago en mano,
a modo de florete, tratando de emular las hazañas de los Tres Mosqueteros,
porque resulta que los dos contendientes serían navarros, ya que nosotros lo
único que hemos hecho es poner la tierra.
No es el primer caso en que sucede esto. Si ustedes recuerdan la llamada
“guerra del arroz”, en la que desde
los cotos arroceros establecidos se hizo una guerra comercial al arroz
producido en nuestra tierra, se daba un caso similar, ya que los que vinieron a
“enseñarnos a cultivar” y aún a
establecerse aquí como cultivadores fueron maestros arroceros valencianos, que
lograron producir más cantidad y mejor calidad del que producían en su tierra,
aunque los envasadores de allí hicieran la guerra al que no podían envasar
ellos.
Un caso parecido era el de la cereza, que se cultiva aquí y se envasa
en Sevilla, Murcia, o el de las aceitunas, que se producen aquí y se envasan en
Sevilla, o el del pimentón que se exporta a Murcia donde en mucha parte se
comercializa mezclado con el suyo; o el del tabaco, que se produce aquí y se manufactura
en otro lado.
Yo no sé cómo pueden romperse estas exclusivas comerciales con las
regiones que tienen tradición en ellas, porque “la guerra” más se refiere a eso que al propio producto. Dicho de
otro modo, que no le vale a usted cultivar mejor, si no deja que el margen
comercial del envasado y la venta se la llevan otros que son los que han
trazado un verdadero monopolio en la manufactura y distribución, contra el que
no le sirve luchar, por lo que yo pienso que lo que nos hace falta que nos manden
son “maestros en canales productivos”.
Diario HOY, 23 de noviembre de 1982
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