jueves, 21 de septiembre de 2017

Don Joaquín Castel y sus proyectos


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
El primer cacereño que estudió, seria y científicamente, los posibles abastecimientos de aguas a Cáceres, que ya preocupaban a finales de siglo pasado, fue don Joaquín Castel, fundador de una farmacia que aún lleva su nombre y persona de profunda formación científica. A tanto llegó su preocupación por este tema, y por otros relacionados con el progreso de la ciudad que, a sus propias expensas, publicó varios folletos que si hoy día están olvidados fueron un verdadero avance científico para su tiempo. En 1895 y 1896 publicó sendos folletos divulgando sus ideas, que llevaron  el título de: “Influencia del Manantial del Marco en el desarrollo material de Cáceres” (primera y segunda parte), y hasta fue concejal para defender estas ideas renunciando a su plaza de titular de farmacéutico municipal para ello. No tuvo mucho éxito en su gestión y, en 1898, volvió a la carga publicando otro folleto titulado, “Algunas ideas sobre el engrandecimiento de Cáceres”, con el que tampoco consiguió que se le oyera, siendo lo único conseguido que se le tildara de “chiflado” —como el mismo dice en este último folleto— por los servidores del cacique de turno.
Lo curioso del caso es que ninguna de las soluciones que daba el señor Castel coincidieron con la que se tomó últimamente para solucionar el problema a base de una presa en el río Guadiloba, pero eran muy ingeniosas y dieron pie al abastecimiento de aguas de las minas y a algunas otras soluciones intermedias tomadas posteriormente. En sus publicaciones proponía tres soluciones: el aprovechamiento de aguas de las Minas; aprovechamiento de la cuenca de “La Labradora” y de la de “La Madrila-Hinche”, o el de las fuentes: “Castaño”, “Muesas”, “Valhondo” y todas las agregables en la parte norte de la sierra de la Montaña. Finalmente se inclinaba por el recrecimiento del manantial del Marco, unido al proyecto últimamente citado.
Don Joaquín Castel fue el primero que aforó, mediante diversas pruebas científicas, el agua subterránea del Calerizo y hasta propuso un pequeño salto de estas aguas en el Vadillo, para mover una máquina que proporcionara luz eléctrica para el alumbrado público. Sus proyectos, aunque no escuchados, fueron muy ingeniosos y por ello quedamos constancia de sus desvelos para la pequeña historia local.
Diario HOY, 19 de marzo de 1983

NOTA.- Fernando aplica a Joaquín Castel la condición de “fundador” de la farmacia de la Plaza que durante tantos años llevó su apellido. Sin embargo, se equivoca. Dicha farmacia era de la propiedad de don Adrián Carrasco Guerra ya en 1870. Joaquín Castel se casó María Carrasco, nieta de don Adrián, motivo por el que éste le cedió la farmacia a Joaquín Castel, trasladándose él a otra en la calle Pintores 31, justo donde desemboca la calle Moret, donde muchos hemos conocido, durante años, la farmacia de los Acedo. (Nota de Teófilo Amores).

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