jueves, 21 de septiembre de 2017

El aumento generacional de la talla

El tema surge ahora que, el pasado domingo, se tallaron en Cáceres los quintos, y todos rebasaron la talla mínima, que ahora está en poco más de 1 metro y 49 centímetros, De los más de setecientos mozos que pasaron a tallarse por nuestro Ayuntamiento, el más alto fue uno que llegó a alcanzar los 1,89, y el más bajo uno que dio un metro 55 centímetros, lo que quiere decir que la talla media de estos mozos era exactamente 1,72, lo que para los hombres de mi generación (porque yo tengo esa talla) era ser alto, aunque ahora con ella no se pase de ser una medianía.
En esto hay un fenómeno curioso que observamos ya los de esa generación a la que podríamos llamar de la Guerra Civil. Con esa talla de 1,72 nosotros estábamos entre los soldados más altos de nuestra quinta, pero se dio el caso de que las generaciones que venían inmediatamente detrás, las que nacieron a raíz de los años del hambre, eran mucho más altos que nosotros. Recuerdo que en las familias que había hermanos de varias edades los más pequeños de edad eran bastante más altos que los hermanos mayores. Se decía entonces, y es posible que haya algo de razón, que era debido al cambio de régimen de alimentación. A nosotros no nos alcanzó la leche en polvo, ni el queso de la ayuda americana, y a ellos sí, y alguna vez que de ello se ha hablado se ha señalado precisamente esa razón y el que también nosotros, que éramos niños en esos años del hambre, pasamos más privaciones. Esta última yo no la creo del todo, porque a nivel general e internacional la talla media del hombre ha ido creciendo sensiblemente de unos años a otros.
Se da ahora el caso de que las armaduras de nuestros antiguos guerreros, aun las de los que tenían fama de hombres grandes de tamaño, como el mismo García de Paredes, sería muy difícil vestírselas ahora a un hombre de talla normal, y no digamos nada de aquellas como la de Carlos V, que tenía fama de no ser muy alto, y que ahora no sería capaz de ponérsela ni los que consideramos bajos. Pero sin remontarnos a tanto, los ingleses, que son muy dados a las tradiciones, pueden demostrarnos lo que decimos. Hay un regimiento inglés que estuvo por Cáceres en la guerra de la Independencia, y que en una batalla que se dio aquí en Arroyomolinos de Montánchez apresaron a la banda de tambores franceses, y conservan sus uniformes, que ahora no serían capaces de vestirse más que niños de no más de diez años.
Diario HOY, 17 de marzo de 1983

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