miércoles, 6 de septiembre de 2017

El misterioso doctor Ceresoles


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
Entre los muchos misterios que figuran en la historia local de Cáceres hay uno que trajo de cabeza a los cacereños del pasado siglo y que no se ha resuelto aún. Se trata de saber cuál era la procedencia, nombre verdadero y personalidad de un famoso médico que hubo por aquí que se hacía llamar don Mauricio Ceresoles y que fue médico titular de Arroyo de la Luz, verdadero fenómeno en la Medicina al que había que recurrir, en la capital y en toda la provincia, cuando se trataba de dar la salud a un enfermo verdaderamente difícil y desahuciado de los demás galenos. Se le conocía tanto por sus éxitos médicos como por su carácter violento, sobre todo en la política, en la que llegó a ser diputado provincial por el partido de Navalmoral de la Mata, incordiando desde este punto al entonces gobernador civil, don Joaquín Rodríguez Leal que, harto de sus ataques, le denunció al Juzgado de Cáceres en 1839, pero no por su gestión política, sino por ejercer de médico sin serlo.
Ello fue un verdadero escándalo, porque la verdad del caso es que fue procesado y encarcelado, sin poder demostrar claramente si era o no médico; pero se dice también que salió bien parado del proceso, porque fue el único capaz de curar a una hija del regente de la Audiencia, don Joaquín de Palma y Vinuesa, desahuciada por los médicos y vuelta a la salud por Ceresoles, al que se permitía salir de la cárcel para tratar a esta enferma. Lo curioso de todo, es que del proceso, que debe figurar en los archivos de la  Audiencia no se saca nada en claro de quién o qué era el tal Ceresoles. Unas veces se dice que resulta llamarse Juan Caudillero, nacido en Italia; otras que se llama Candelero. Llega a afirmarse que en la Guerra de la Independencia robó los papeles de un muerto que era el verdadero doctor Ceresoles. En sus declaraciones, el mismo interesado dice que se llama Quinquer de Ceresoles, agregando unas veces que estudió en Madrid, otras que en Huesca, otras que en Génova, París, Turín o Pavía. En fin, que las contradicciones son palmarias, que se echó tierra al asunto y que don Mauricio Ceresoles, médico o no, al menos conocido por este nombre, se retiró a Malpartida de Cáceres, donde murió en el año 1856, sin que sus paisanos contemporáneos, y quizás él mismo, supieran exactamente quién era.
Lo que si afirman los documentos de entonces es que, llamándose así o de otro modo, fue un verdadero fenómeno en la Medicina, aspecto que no le discuten ninguno de los muchos documentos que entonces se emitieron.
Diario HOY, 25 de noviembre de 1982

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