miércoles, 6 de septiembre de 2017

El tren


Mi buen amigo Juanma se lo creyó y se fue a Madrid en tren y ha vuelto indignado. Tengo que decir que mi buen amigo Juanma es un ingenuo de esos que se creen todo lo que la televisión dice y hasta lo pone en práctica.
Pero comencemos por el principio. Yo no sé si ustedes han visto esos programas que hace ahora Televisión en colaboración con la RENFE, para hacer apetecible el ferrocarril. Es un programa que se llama “El Tren” y que está calcado —al menos a mi me lo parece— de “Vacaciones en el mar”, que logró divulgar los cruceros. Este podría haberse titulado: “Vacaciones en el tren”, aunque en los dos o tres que yo llevo vistos falta un argumento que se suple con intervenciones de artistas y personalidades que viajan en un tren especial e imaginado, en el que por ejemplo, es maquinista Fernando Esteso, que hace sus “chistes”; viaja también Mari Carmen y sus muñecos, que hacen las delicias de los imaginados viajeros; hay chicas guapas a barullo, cantautores o grupos que hacen ameno el viaje con sus intervenciones, invitados famosos que cuentan cosas , como Pilar Nervión, Camilo José Cela, etc. Es un tren amenísimo, entretenido y que no tiene averías. Vamos, lo contrario de lo que sucede con los de la RENFE.
Juanma se lo creyó y me dijo: “Como tengo que hacer un viaje rápido a Madrid, cojo el tren de la mañana, voy sin conducir y descansado; si me apetece como en el tren y vuelvo sobre las cinco de la tarde, porque, además, debemos ser nosotros los que promocionemos el tren.” Yo le torcí el gesto, porque hace tiempo había caído en una trampa igual y estuve parado en mitad de un túnel más de dos horas… Pero él creía que eran exageraciones mías. En fin, que se fue, y al regresar, llegando a La Bazagona, el tren hizo “¡plaf!” y se quedó parado tres o cuatro horas. Juanma lo tomó con paciencia y se dirigió al restaurante para tratar de comer, pero le dijeron que llevaban solo las comidas precisas para los que la habían encargado a la salida. Se conformó con una bolsa de patatas fritas, porque no viajaba tampoco el paleto obsequioso que te ofrece su tortilla de patatas, ni Mari Carmen y sus muñecos, ni Pilar Nervión, ni los cantautores, ni Camilo José Cela… Es más, ni el que conducía el tren era Fernando Esteso, sino un hombre serio que en vez de chistes soltaba tacos a cuenta del mal material que le habían puesto en sus manos.
En fin, para qué voy a a contarles: “que del dicho al hecho…”. Ustedes me entiende.
Diario HOY, 30 de noviembre de 1982

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