Mi buen amigo Juanma se lo creyó y se fue a Madrid en tren y ha vuelto
indignado. Tengo que decir que mi buen amigo Juanma es un ingenuo de esos que
se creen todo lo que la televisión dice y hasta lo pone en práctica.
Pero comencemos por el principio. Yo no sé si ustedes han visto esos
programas que hace ahora Televisión en colaboración con la RENFE, para hacer
apetecible el ferrocarril. Es un programa que se llama “El Tren” y que está calcado —al menos a mi me lo parece— de “Vacaciones en el mar”, que logró
divulgar los cruceros. Este podría haberse titulado: “Vacaciones en el tren”, aunque en los dos o tres que yo llevo vistos
falta un argumento que se suple con intervenciones de artistas y personalidades
que viajan en un tren especial e imaginado, en el que por ejemplo, es
maquinista Fernando Esteso, que hace sus “chistes”;
viaja también Mari Carmen y sus muñecos, que hacen las delicias de los
imaginados viajeros; hay chicas guapas a barullo, cantautores o grupos que
hacen ameno el viaje con sus intervenciones, invitados famosos que cuentan
cosas , como Pilar Nervión, Camilo José Cela, etc. Es un tren amenísimo,
entretenido y que no tiene averías. Vamos, lo contrario de lo que sucede con
los de la RENFE.
Juanma se lo creyó y me dijo: “Como
tengo que hacer un viaje rápido a Madrid, cojo el tren de la mañana, voy sin
conducir y descansado; si me apetece como en el tren y vuelvo sobre las cinco
de la tarde, porque, además, debemos ser nosotros los que promocionemos el
tren.” Yo le torcí el gesto, porque hace tiempo había caído en una trampa
igual y estuve parado en mitad de un túnel más de dos horas… Pero él creía que
eran exageraciones mías. En fin, que se fue, y al regresar, llegando a La
Bazagona, el tren hizo “¡plaf!” y se
quedó parado tres o cuatro horas. Juanma lo tomó con paciencia y se dirigió al
restaurante para tratar de comer, pero le dijeron que llevaban solo las comidas
precisas para los que la habían encargado a la salida. Se conformó con una
bolsa de patatas fritas, porque no viajaba tampoco el paleto obsequioso que te
ofrece su tortilla de patatas, ni Mari Carmen y sus muñecos, ni Pilar Nervión,
ni los cantautores, ni Camilo José Cela… Es más, ni el que conducía el tren era
Fernando Esteso, sino un hombre serio que en vez de chistes soltaba tacos a
cuenta del mal material que le habían puesto en sus manos.
En fin, para qué voy a a contarles: “que del dicho al hecho…”. Ustedes me entiende.
Diario HOY, 30 de noviembre de 1982
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