domingo, 17 de septiembre de 2017

Enigmas del pasado cacereño


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
Hay enigmas en la historia de Cáceres que puede que nunca se resuelvan, pero que es bueno conocer y hablar de ellos, para que algún erudito en la materia pueda sacar sus consecuencias y aun hasta desvelárnoslo. Me confieso incapaz de saber para qué era y qué finalidad tenía una gradería que había en la torre del Bujaco, de la que únicamente da noticas el sacerdote Simón Benito Boxoyo en su libro “Historias de Cáceres y su Patrona”. El asunto me ha intrigado y voy a contarles todo lo que sé de él.
Esta gradería estaba en lo que hoy es la Plaza Mayor y, según Boxoyo, se deshizo en 1788, aunque hay otro documento que indica que fue deshecha en 1792. De un modo u otro, la descripción que hace de ella es la siguiente: “Al pie de esta torre, había una  gradería, rematada en forma de teatro, su alto de tres varas, en su medio y plano, arrimado a la torre, había un semicírculo de cantería muy bien labrada y a sus lados dos poyos de la misma piedra, capaces cada uno para cuatro personas.
Quieren algunos que sirviese este sitio en lo antiguo de pública audiencia, en que se oían o sentenciaban causas; la pared, hasta la altura de 5 varas y todo lo ancho que ocupaba la gradería, estaba adornado de pincel, cuyas figuras ya no se distinguen.”
Esto es lo que dice Boxoyo de esa gradería que él conoció, pero mi intriga ha llegado a más, ya que en el libro titulado “Cáceres en 1828”, con datos tomados de un manuscrito que existió en la biblioteca del Instituto de Segunda Enseñanza, se dice lo siguiente: “En la gradería que se deshizo en el año 1792 debajo de la torre del Reloj (Bujaco), sita en la plaza pública o mayor de esta villa se hallaron dos fragmentos de lápidas”; uno de ellos era funerario y el otro honorífico; este último, que es el que nos interesa, traducido, según Hübner, decía: “El Emperador César, hijo del divino Nerba, Trajano, Augusto, Germánico, Pontífice Máximo, en su tribunicia potestad”.
Al parecer, esta lápida latina no se ha conservado posteriormente, pero si tiene alguna relación con el graderío podría pensarse que aquello pudiera ser un foro, teatro o anfiteatro romano, reempleado posteriormente para otros menesteres. El enigma queda reflejado en esos escasos documentos que por curiosos hoy les damos a ustedes.
Diario HOY, 18 de febrero de 1983

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