domingo, 17 de septiembre de 2017

La historia de Puebla de Naciados


Hablando de pueblos cacereños desaparecidos se nos olvidó citar uno cuyo nombre ha quedado casi olvidado, aun a pesar de tener mucha historia a sus espaldas. Se trata de la villa llamada Puebla de Naciados, de la que Pascual Madoz, en su “Diccionario”, dice que todavía en 1842 tenía una población de 30 vecinos y 164 almas.
Perteneció al partido de Navalmoral de la Mata y a finales del siglo pasado quedaban de ella sólo dos tabernas, para los transeúntes del Campo Arañuelo y de la Vera, que por allí cruzaban, siendo lo demás ruinas.
Estaba cerca de El Gordo, último pueblo de Cáceres hacia Toledo, y los pueblos de Valdeverdejas, El Torrico y El Gordo, poseían ya en esas fechas todos sus terrenos de propios. Últimamente se la citó como “Puebla de Naciados lugar de el Gordo”, ya que sus últimos vecinos se trasladaron a este último pueblo.
Se daba el caso de estar enclavada en una encrucijada de provincias y términos, ya que los pueblos de Valdeverdejas y El Torrico pertenecen a Toledo, y El Gordo a Cáceres, siendo todos ellos de la diócesis de Ávila, lo que no deja de ser curioso y produjo complicaciones en el pasado.
No obstante, el enclave entre territorios distintos, aun desde la época romana, fue la razón de su nacimiento y a cuenta de ello voy a referir lo que oí contar en tiempos al sabio profesor, ya desaparecido, don Miguel Ángel Orti Belmonte.
El verdadero nombre de ese lugar, en época romana, fue “Nacias” o “Puebla de Naciacos”. Según él decía —yo no lo sé— los “naciacos” (no “naciados” como se dijo posteriormente) eran una especie de espías mercenarios, de la época romana, que servían información al mejor postor, o efectuaban rapiñas por parte de quien los pagaba. Este carácter aventurero de estas gentes lo heredó el pueblo cacereño de El Gordo, del que se dice por toda aquella comarca: “Recoger el hato, que vienen gordeños”, para señalar que son gentes de poco fiar, como deberían serlo sus antecesores los “naciacos”, por lo que ya referimos, puesto que en las guerras de romanos, iberos y celtas, ellos fueron un enclave de espías al servicio de Roma… Como me lo contaron se lo cuento a ustedes.
Diario HOY, 17 de febrero de 1983

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.