viernes, 8 de septiembre de 2017

La parábola de las moscas


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
De lejos parecía que tenía una abundante cabellera negra, sedosa y brillante porque el sol solía dar reflejos tornasolados que deslumbraban y embobaban a cualquiera que mirase... pero —¡oh desilusión y engaño de los sentidos!—, aquello que parecía abundante pelo negro no eran más que moscas que, ahora, al volar a otro lado, le han dejado calvo y pelón, con un cráneo más mondo que la monda bola de billar...
—¿Y qué es lo que pasó para llegar a esto?
— Pasó que, como el joven se sabía calvo, para reforzar la salida del pelo se dio miel —creo que de la Granja San Felipe— porque le dijeron que ello le proporcionaría un hermosísimo pelo y lo que acudieron fueron las moscas que, en efecto, durante el tiempo que duró la miel han estado fingiendo esa hermosa y abundante cabellera pero que acabada aquella, han volado buscando cabezas más sustanciosas...
Toda esta perorata, a modo de parábola antigua, la narraba ayer a sus contertulios del bar —entre los que me encontraba— mi buen amigo Belvedere, del que he hablado más de una vez, porque es hombre que gusta de sentar cátedra populosa y popular en la cafetería que frecuenta, en donde, todo hay que decirlo, se expresa ampulosa e inteligentemente sobre los temas más variados de la actualidad que puedan presentársele, aunque, a veces, se ponga epigramático y ático y gramático y simbólico.
Como habréis comprendido —continuó— el joven del que hablo podría ser UCD al que las moscas acaban de abandonar como las de San Narciso abandonaron el sepulcro del obispo mártir, en busca de nuevas mieles. La interrogante surge al saber que el que ahora se cuida el pelo con mieles reconfortantes es el PSOE. ¿Sabrá o no sacudírselas?, este es el dilema del que podéis extraer sabias enseñanzas, mis queridos contertulios.
Belvedere cerró la boca, quizás por aquello de que en boca cerrada no entran moscas y nosotros nos quedamos a verlas volar y a sacudirnos las que se nos querían acercar.
Diario HOY, 16 de diciembre de 1982

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.