Para algo va a servir el ferrocarril de Guadalupe, que nació y murió “virgen” ya que no conoció tren, gracias
a la visita del Papa.
Como nuestros lectores conocen, Su Santidad vendrá a Guadalupe y allí
ha habido que arbitrar una serie de medidas y acometer una serie de adaptaciones
y obras para poder acoger y hacer más fácil, no sólo la presencia del Santo
Padre, sino la de los numerosísimos extremeños que allí han de trasladarse ese
día en el deseo de compartir la jornada histórica con Su Santidad.
El trabajo en este sentido ha sido intenso y, además, por coincidir
con el trabajo que de por sí han dado las elecciones, con montaje de diversos
dispositivos de orden, control y transmisión de datos, podemos decir que en el
Gobierno Civil donde todo esto se coordina se ha trabajado duro.
Pero hay un aspecto que tenemos que señalar y es que las visitas de
personajes de esta categoría llevan aparejadas una serie de reformas que luego
han de quedar ahí, pudiendo ser útiles también para el futuro. De momento, en
Guadalupe, ha habido que arbitrar la instalación de tres helipuertos para que
los helicópteros que trasladarán al Santo Padre, su séquito, prensa y
personajes que le siguen en el viaje puedan cómodamente tomar tierra y hacer el
recorrido hasta el Monasterio.
En cuanto al viejo ferrocarril, que era a lo que en principio nos
referíamos, ha quedado convertido en carretera de emergencia, para evacuación
de vehículos hacia los puntos de aparcamientos que también se han improvisado
en las fincas alrededor de Guadalupe. El ferrocarril, trazado con estaciones,
viaductos y hasta vías, que no han recibido nunca ningún tren por esos incomprensibles
abandonos españoles, ha venido ahora de maravillas, ya que sobre su balasto, en
vez de poner traviesas y vías, se ha puesto pavimento para que sirva ahora como
carretera auxiliar. Pensamos que esta ocasión servirá para demostrar la
utilidad de ese trazado y hasta creemos que, pasada la visita, habría que
pensar en que esa utilidad continuara, bien como ferrocarril —completando el
escaso tramo que falta— o como nueva carretera, que haría útil toda la obra de
ingeniería realizada en él que, por un incomprensible abandono, no se ha
utilizado hasta ahora.
Diario HOY, 29 de octubre de 1982
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