lunes, 18 de septiembre de 2017

Las averías de Telefónica


Yo no sé si el servicio que prestaba la Telefónica se está deteriorando, lo que sí sé es que de un tiempo a esta parte el departamento de “averías”, que funcionó bien y puntualmente, viene perdiendo su anterior eficacia,
Alguna vez hemos hablado de reiteradas llamadas de un abonado pidiendo arreglo a algún mal funcionamiento de su número y lo más que ha escuchado, es la voz femenina que dice, indefectiblemente: “Tomamos nota”, sin que sirva explicarle que lo mismo le han dicho varios días pero el teléfono no se lo arreglan, Pero estos son casos aislados.
Hablemos de lo ocurrido estos días atrás con un montón de abonados de la calle Profesor Rodríguez Moñino y de algunas calles próximas, muchos de cuyos teléfonos (unos sí y otros no, que es lo más raro) se quedaron sin señal desde las once de la mañana del pasado miércoles y parece ser que algunos aún siguen sin ella.
Un conocido mío, cuando ocurrió la emergencia, estaba conferenciando con otros familiares de Madrid, a los que contaba que tenía una fuerte gripe. La avería cortó la conversación, pero lo curioso es que, llamando desde Madrid el número de este conocido daba la sensación de que se producía la llamada y no lo cogían, con lo que aquellos familiares se pusieron en lo peor, pensando que le  había dado algo” al familiar griposo y no podía cogerlo.
Podría contar otros muchos daños ocurridos con esas varias conferencias importantes canceladas llamadas que se esperaban y no se pudieron realizar, conferencias de negocio que se estropearon, etc., etc.
Uno se pregunta: ¿Estimando lo caro que nos cuesta el servicio y que lo pagamos en todos los momentos del día, quién nos indemniza de estos disgustos y daños? Porque, además, la explicación es: “Tomamos nota”.
Relacionado también con esta avería, uno de los perjudicados, al salir a la calle vio a un empleado de Telefónica, con un portátil de trabajo, y se le ocurrió preguntarle:
—“A los teléfonos no les pasa nada”, respondió éste, pero cuando le explicó que el suyo seguía sin funcionar, lo más que le dijo el empleado fue:
—“Sí, suele pasar que algunos quedan sin funcionar”…
En fin, yo creo que lo que hay que arreglar es el propio servicio de averías que no funciona como funcionaba antes.
Diario HOY, 25 de febrero de 1983

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