jueves, 28 de septiembre de 2017

Las calles Grajas y Solanas


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
Algunas de nuestras calles tienen nombres relativamente nuevos, pero las gentes las siguen conociendo por los antiguos nombres y, por mucho que se los varíe, así seguirá siendo. Podríamos poner como ejemplo la calle Pintores, que ha tenido infinidad de nombres nuevos pero a la que los cacereños seguirán conociendo por calle Pintores.
En este sentido existe otra curiosidad cual es que aunque se sabe, más o menos de dónde procede el nombre nuevo, no suele saberse a veces la procedencia del antiguo. Algunas son gremiales como “Pintores”, “Caleros”, etc., pero otras no tienen tan clara procedencia.
Esto sucede en la llamada hoy calle de Donoso Cortés, pero a la que los cacereños tradicionales siguen llamando calle Grajas y calle de las Grajas. Pues bien, vamos a referirnos hoy al origen de esta designación. Se debe ella a que en 1490 —ya ha llovido desde entonces— asentó en Cáceres una familia de apellido Grajos, toda ella de escribanos, siendo el primero Gregorio Grajos, heredando de él el apellido y la profesión su hijo Pedro Grajos, conocido por “El Viejo”, que tuvo un hermano cura y muchas hermanas a las que popularmente se conocía aquí como “Las Grajas”, de las que tomó el nombre la calle, ya que en ella tuvieron vivienda. Este apellido, que fue muy cacereño durante siglos, se ha perdido en la actualidad, al menos en la escena local.
Mayores interrogantes suscita otra designación de calle, como es la actual de Pizarro, que popularmente se conoce por calle de Solana, y también por calle de las Solanas, con lo que no llega a saberse si el viejo nombre —que aún persiste— se debe a que en sus portales, donde antiguamente se hacía vida, da de lleno el sol, o bien a que en ella vivió, allá por 1678, un cura párroco de San Juan, que se conoció como el licenciado don Benito Jiménez Solana, cuyos familiares, conocidos por “Los Solanas”, vivieron también en dicha calle.
Como ven, el asunto no tiene mayores trascendencias, pero por saber que hay muchos cacereños a los que gusta conocer el origen del nombre de sus calles, lo recogemos, ya que tras habernos referido en otras ventanas al origen del nombre de otras calles, recibimos cartas en este sentido que iremos atendiendo según podamos y sepamos. La promesa queda hecha.
Diario HOY, 7 de mayo de 1983

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