domingo, 24 de septiembre de 2017

Las cosas quedan, los hombres pasan


Los hombres pasan, las cosas quedan. Eso pensaba el otro día en los actos de entrega de trofeos a los “extremeños del año”, que organizado por la “SER”, tuvo como marco el Complejo Cultural San Francisco.
No me voy a referir a el acto, que está suficientemente comentado, sino al entorno en que se realizó, que es asombro de propios y extraños y que , todo hay que decirlo, muchos cacereños no conocen aún y comenzará a conocer cuando los de fuera comenten que aquello es un lugar idóneo y único.
Es curioso este fenómeno de valoración que por regla general nos tiene que venir de fura; pero sin entrar en lo que pudiera ser filosofía de este hecho, tenemos que reconocer que la labor que va quedar tras su gestión, que ahora termina, Jaime Velázquez, con todo lo discutido que ha sido, va a entrañar una serie de aspectos positivos que no debemos discutir, sino es para decir: ahí está todo eso que queda y preocuparnos en que los que lleguen sepan conservarlo, porque deshacer es fácil, pero hacer no lo es tanto y, sin que esto pueda parecer un cobeo a don Jaime, tenemos que reconocer que su paso por el organismo provincial de la Diputación ha tenido todas estas obras positivas entre las que, para nuestro modo de ver, figura en primer lugar la creación de esta Institución Cultural “El Brocense” y ese complejo de San Francisco, sacado de un viejo caserón, al que se le ha actualizado dándole una función trascendente, hasta el punto de que, no sólo lo que en él se organiza —como podrían ser los “Otoños Musicales”— sino el propio marco y entorno del complejo ha sido un rescate que ahí está para comprobación de todos.
Sin duda, alguno pensará o dirá: ¿Y todo ese dinero invertido? Pero la respuesta puede ser que el dinero es precisamente para invertirlo, aunque el orden de valoración de la inversión pueda ser discutible, pero hay algo que no puede escapársenos y es que Jaime Velázquez ha montado una infraestructura cultural que nos faltaba a altos y bajos niveles y aunque él se marche de la política o la gestión, esa infraestructura va a quedarnos. El que sepan o no conservarla los que vengan es ya harina de otro costal, pero la aportación de una gestión hay que reconocerla y eso es lo que quiero expresar ahora, por simple justicia y sin vinculación ninguna a Jaime Velázquez, que por marcharse, tampoco necesita de campañas electorales.
Diario HOY, 12 de abril de 1983

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