lunes, 18 de septiembre de 2017

Lo que dice la gente


Es un tema de conversación en la calle de Cáceres y no vamos a evitarlo. Nos referimos a la expropiación por el Estado del grupo “Rumasa”, que nos ha sorprendido a todos los españoles y también a los cacereños, que también somos españoles y también tenemos capacidad de asombro.
Ha habido y hay opiniones para todos los gustos, unas a favor de la expropiación y otras en contra, aunque la verdad es que el que comenta esto y posiblemente muchos de los que expresan estas opiniones no sepamos una palabra de finanzas, pero valgan como muestra de lo que por ahí se dice. Según un jurista el Gobierno socialista ha dado un primer paso a la nacionalización de empresas, un poco precipitado y quizás como globo sonda, pero con intención de nacionalizar, basándose en esos débitos de “Rumasa”, como si las empresas o entidades del Estado lo tuvieran todo saldado, por aquello de dar ejemplo. Pero ahí está el Ayuntamiento socialista de Madrid debiendo cinco mil millones de pesetas a la Seguridad Social, o un montón de empresas estatales como esas de Málaga que no pagan a sus obreros desde el pasado enero. En definitiva, según él, que el Gobierno no tiene las manos limpias en este sentido como para tirar la primera piedra, si es que la piedra se tira por eso sólo.
Para otros el asunto ha sido el 23-F económico y conmemorativo del Gobierno socialista como “contragolpe” al otro.
Lo que sí ha causado asombro es la repentina y sigilosa decisión del Gobierno, porque hay quien sigue resistiéndose a creer que estas cosas puedan suceder en España, sin medir, como quien dice, los aspectos negativos de medidas como ésta.
Los asombrados olvidan que en España desde siempre han ocurrido las cosas más peregrinas, imprevistas y a veces de fatales consecuencias que imaginar se puede. Ejemplo histórico de ello puede ser la desamortización de los bienes del clero, de Mendizábal, que creó peores situaciones de las que trató de resolver.
Para otros la nacionalización de “Rumasa” es una especie de pulso sobre las nacionalizaciones de otras empresas. Hay cierto temor por aquello de “las barbas de tu vecino” y también porque el señor Boyer puede levantarse otro día con los “pantalones a cuadros”. ¿No queríamos cambio? Pues que le pregunten a Ruiz Mateos si lo ha habido o no.
Diario HOY, 26 de febrero de 1983

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