sábado, 30 de septiembre de 2017

Los libros y la feria


Los enemigos de la lectura son la televisión y la falta de tiempo. Pero con todo esto, lo cierto y verdad es que el libro en general suscita mucha atención entre los jóvenes y los menos jóvenes, y es edificante ver, alrededor de los puestos de ventas de libros que suelen venir en ferias y en algunas otras ocasiones, ofreciéndolos baratos mucho público de todas las edades que los hojean (o sea, que pasan sus hojas, porque el otro ojeo, que es pasar los ojos por las páginas, se escribe sin “h”) y de vez en cuando compran alguno, aunque sólo sea un TBO o una novela del Oeste.
Lo malo de estos puestos es que siempre repiten las mismas obras restos de ediciones, que a veces —no siempre— traen defectos o son incompletas. De todos modos, ello indica una atracción creciente por el libro, que es digna de tenerse en cuenta aunque, para mi, una cosa es comprar libros, porque te los dan baratos y en cierto modo adornan, y otra bien distinta el leerlos.
En alguna ocasión conté el caso de un amigo mío, que siendo hombre que, por profesión, habría que considerar culto, los compraba por metros y colores, sin importarle en absoluto el contenido. Mi planchazo con él surgió al contemplar su biblioteca, que era preciosa, pero en la que los títulos se repetían un montón de veces Cuando le pregunté la razón de ello, me contestó: “Yo los compro por lo bonito del lomo, lo de dentro no me importa.” Esta apariencia me hace desconfiar de los que compran libros bonitos, aunque no siempre sea éste el caso.
De estos puestos callejeros a modo de zoco, tenemos que decir que los que más atracción ejercen en el público son éstos de libros y los de discos, que también se encuentran muy frecuentados, sin que uno pueda saber si luego los discos se escuchan, ¡allá cada cual!.
Esta muestra es más seria, pero no estaría de más que nuestros libreros ofrecieran algún descuento o algún aliciente, porque estas cosas, aunque no lo parezca, suelen centrar mayor atención del público.
Diario HOY, 28 de mayo de 1983

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