viernes, 22 de septiembre de 2017

Misterios de la historia de Cáceres


Hay algunos aspectos de la historia de Cáceres que pueden parecer tontos, y que permanecen en el más absoluto misterio. Por ejemplo, ¿quién fue el primer alcalde de Cáceres, que nombrara el rey Alfonso IX de León tras de conquistar la villa a los moros? El fuero que le diera este rey en 1229, habla de los “doce viri boni” nombrados para que rigieran sus destinos municipales, pero no cita al que , dirigiéndolos, pasaría a ser el primer alcalde de la historia cristiana de Cáceres y del que descenderían, en cuanto al mando, los posteriores regidores municipales de la villa, que figuran en la lista de alcaldes hasta nuestros días, y de la que alguna vez me ocuparé.
Pero hay otro aspecto de la historia cacereña que también permanece en el misterio y roza lo que podríamos considerar leyenda. En nuestra ciudad nació una de las cuatro órdenes militares españolas, la de Santiago, y también de lo que estos caballeros representaron en ella, de cómo fue su vida aquí, y aún de quien fue el primer maestre de la misma, hay sólo enmarañada leyenda y muy pocas noticias ciertas y comprobadas. Esta podríamos decir que es la parte de la historia de Cáceres en la que menos se ha investigado, quizás porque, al mantener ese instituto un pleito con el rey conquistador por la posesión de la villa y ser finalmente expulsados de ella, las crónicas de dicha orden, intencionadamente, no quisieron reseñar —y pasaron como sobre ascuas— lo que fuera la vida cacereña de la orden en sus inicios.
Lo curioso es que, no obstante en los nombres populares, ha quedado cierto recuerdo a dicha institución caballeresca, que se conservan en la iglesia de Santiago, que fue su casa matriz, y aun en la llamada “calle del Maestre”, que debe referirse al maestre fundador de la misma, pero cuyo nombre tampoco se ha conservado y sólo la leyenda hace alguna alusión al mismo. La leyenda dice que la fundó un nieto bastardo de la reina doña Urraca, que se llamó don Pedro Fernández Hurtado, conocido por “Señor de Fuente Encalada”, allá por 1170, al que se atribuye la fundación de la “Congregatio de Cáceres”, llamándose sus “mililtes” “Señores de Cáceres”, “Fratres de Cáceres” y “Caballeros de la Espada”. Hay otro recuerdo a la orden en la llamada “Torre Juradera de los espaderos”, pero tampoco se sabe ciertamente si el nombre se debe a una familia de este nombre, o hace mención a la orden caballeresca. En definitiva, un velo de la historia que como suele decirse: “el desvelador que lo desvele, buen desvelador será.”
Diario HOY, 29 de marzo de 1983

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