jueves, 7 de septiembre de 2017

Nuestro saqueado archivo municipal


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
El Rey Alfonso IX, al dar Fuero a Cáceres le dio, prácticamente, como término y bienes de propios casi toda la provincia. Estos bienes comunes fueron cediéndose a nobles por servicios prestados; a labradores como asientos de labor, que solían pasar de padres a hijos y acababan inscritos como propios, o enajenándose para atender peticiones que los reyes hacían con motivo de las guerras. En definitiva, que de tener propia casi toda la provincia, a principios de siglo el Ayuntamiento no tenía ya terrenos suyos.
Todas estas cesiones se llevaban anotadas en el llamado Libro de Becerro, del que el historiador Publio Hurtado cuenta que, cuando alguna vez lo consultó, le iban faltando hojas, para más tarde desaparecer el propio libro.
Los robos de documentos en nuestro Archivo Municipal han estado siempre tan a la orden del día que, ya el 6 de diciembre de 1723, el Nuncio de Su Santidad en Madrid, por una paulina, dispuso que cuantas personas hubiesen sustraído documentos en el Archivo Municipal de Cáceres, los restituyesen a éste, bajo pena de excomunión.
¿Tenían que ver los documentos robados con las fincas sustraídas? Posiblemente, aunque no siempre ya que hasta época actual, algunos señalados investigadores han seguido llevándose documentos a sus casas con el fin de estudiarlos y no los han devuelto nunca, ni ellos, ni sus herederos en muchos casos. De este asunto podríamos decir más, ya que en la época en que fue alcalde Alfonso Díaz de Bustamante llevó personalmente gestiones con familiares de investigadores que estaban en ese caso sin lograr que muchos de los documentos fueran devueltos, aunque se sabía en qué manos estaban.
Caso insólito fue que el del propio Libro de Becerro que, tras muchos años desaparecido, se devolvió al propio alcalde, Alfonso Díaz de Bustamante, ya citado, pero se le devolvió bajo secreto de confesión, por lo que nos quedamos todos con las ganas de saber quién tuvo tantos años secuestrado el indicado libro.
Dicho libro está hoy en nuestros archivos, pero está tan saqueado en las hojas más importantes que prácticamente se ha convertido sólo en una reliquia histórica que no aporta gran cosa al destino que tuvieron muchos de los bienes de propios que en él se anotaron.
Diario HOY, 4 de diciembre de 1982

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