domingo, 24 de septiembre de 2017

¿Quién se beneficia?


El tema de la “desfenestración” del alcalde, Domínguez Lucero, de las listas de A.P. sigue en candelero, y como decíamos en alguna otra de estas “ventanas”, como un serial del que se habla cada día y del que no sabemos hasta cuándo se seguirá hablando, porque parece ser que nadie quiere enterrar el “hacha de la guerra” y tanto el interesado como los, más o menos, implicados en él continúan con el tema al que no acaba de vérsele punto final, cuando, sobre todo ya no existe una corrección posible que complazca a alguno, ni hay forma de que don Manuel Domínguez, vuelva a esa lista o alguna otra, porque la legislación es así, los plazos pasaron, y no puede corregirse.
Pero hay algo que no se ha dicho, aunque la calle se lo pregunta: ¿A quién beneficia el tema y la continuación del mismo? A nuestro modo de ver, y esta es una opinión particular, creemos que no beneficia a nadie, aunque esto no quite para que cada cual intente sacar tajada del mismo.
En cuanto a A.P., la cosa bien o mal hecha, ya es irreversible por mucho que los comités locales o provinciales sigan dándole vueltas y aún exijan responsabilidades a quien sea. Por parte del interesado puede que como “derecho al pataleo” quepa el continuar en el tema por aquello —que vemos muy problemático— de arrancar dimisiones de la lista presentada y hasta conseguir que no se presente, con lo que sin beneficio para él, tampoco lograría beneficio alguno el propio A.P.
Los más beneficiados serían los partidos de la izquierda, por lo que puedan suponer división en la derecha todas estas disquisiciones. Beneficio que, todo hay que decirlo, le dan hecho sin que ellos lo hayan buscado, y como quien dice, se les viene gratuitamente a las manos.
También pueden sacar beneficios electorales las listas de los independientes y la propia Extremadura Unida, por aquello de que muchos votos rebotados de A.P., puedan venirse a sus listas… Y todo ello aparte de esos ofrecimientos a posteriori que tanto Juan Bazaga como Pedro Cañada han hecho para que Domínguez Lucero figure en sus listas, cuando sabían que legalmente ya no era posible. Desde luego los que no sacan ningún beneficio de lo sucedido son los de A.P. ni aun Domínguez Lucero, que ya no tiene más que enfrentar los hechos y aguantarse con ellos, a menos que piense aquello de: “tras de mí, el diluvio”.
Diario HOY, 9 de abril de 1983

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