martes, 24 de octubre de 2017

Coria y la fuga del río


Los pueblos son muy dados a olvidar las catástrofes o los hechos que les han dejado mal sabor de boca. Pero esto da lugar a que se pierdan, por ese olvido, datos que son muy preciosos para la historia posterior.
En Cáceres, por poner un ejemplo, hay un hecho inmediato casi en el tiempo del que nos hemos olvidado, cual es el bombardeo aéreo que padeció nuestra ciudad en la guerra civil, en el que murieron —de manera inmediata casi— más de una treintena de cacereños, quedando algunos otros lisiados o mutilados. Puede que la estrategia de la guerra no aconsejara entonces dar cifras o detalles, pero el hecho es que aun los que vivieron aquello han acabado olvidándolo.
Si esto es así para una cosa inmediata, ustedes nos dirán cómo se pueden recabar datos de catástrofes que ocurrieron siglos atrás.
Es éste el caso de la ciudad de Coria que, teniendo puente y río, un buen día el río se cansó de pasar por debajo del puente y tiró por otros derroteros dejándolo seco. Este hecho debió ser una verdadera conmoción, porque el río no volvió a tener puente hasta pasados tres siglos teniendo que pasarse por medio de barcas. Pues bien, hoy día se desconocen las circunstancias ciertas de por qué sucedió esto, la fecha exacta y los detalles de lo sucedido. Tal estupor y asombro debió proporcionar a los corianos, que prefirieron olvidarse del tema, que no se refleja, con detalles, en ningún documento posterior, o se refleja en muy pocos.
La única referencia más precisa la leí en un trabajo del fallecido investigador —coriano por más señas— Tomás Martín Gil, que dice encontró un documento en la Biblioteca Pública, que supone perteneció al convento de San Benito, de Alcántara, y en el que se dice que “en el año 1590, por una violenta avenida del río Alagón, se produjo una rotura del cauce en el sitio conocido por “El Cachón”, por encima del puente, cambiándose el curso del río y quedando sin agua la madre antigua, y en seco el puente.”
Se refiere también a la serie de pleitos que todo ello produjo, por la invasión de aguas en otras tierras, los esfuerzos por volver el río a su cauce, todos infructuosos, quedando la ciudad aislada hasta principios de nuestro siglo en que se realizó el puente de hierro, que aún existe, teniéndose que pasar el río por barcas.
Al parecer, una de las cosas que contribuyó a que eso sucediera, era lo sucio que tenían el cauce y la manía de llevarse —para otras construcciones— las canterías y piedras que en algunos sitios lo encauzaban.
Pero con ser todo esto curioso, lo más curioso es que faltan documentos detallados y abundantes de este fenómeno, que debió conmocionar a la Coria de aquel entonces.
Diario HOY, 20 de enero de 1984

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