jueves, 26 de octubre de 2017

Desenterrar muertos


En la actualidad en los medios informativos estatales, sobre todo en la televisión, comienza a detectarse algo que yo llamo “inmovilismo histórico” que se regodea en recrear el pasado de la ya fallecida e histórica República, la guerra civil y otras etapas ya superadas, haciendo cábalas sobre lo que pasó, o lo que podría haber pasado si la historia hubiera corrido de otro modo. Vuelve a suscitarse, quiérase o no, la pasada España dividida de vencedores y vencidos, cuando habíamos dicho que “echábamos pelillos a la mar” y todos íbamos a ser españoles actuales que no miraríamos tanto atrás, porque corremos el peligro de convertirnos en estatuas de sal. Es más, la cábala se monta alrededor de justificar por qué unos vencieron y por qué otros resultaron vencidos, cuando el español actual no suele entrar en estos supuestos que no son más que una justificación d e lo pasado y, como se sabe, “con aguas pasadas no muele molino”.
Tratar de mentalizar a las generaciones actuales de que las cosas debían haber corrido de otro modo, es una manipulación tonta, porque las generaciones actuales en la mayoría de los casos no vivieron aquello y para ellos el volver a narrarles todo eso son batallitas del “abuelito rojo o azul” que todos hemos tenido en nuestras familias. A las generaciones actuales les interesa lo que se haga de aquí en adelante, porque para ellos aún la “España inmediata” es tan historia como las guerras de Viriato, y lo que les interesa es que los que gobiernan les abra el futuro y no se regodeen en manipular historias pasadas, descolgar retratos para poner otros, o quedarse sólo en cambiar nombres de calles.
En esto habíamos quedado al hacer la actual democracia, porque si por un lado enterramos a Franco y los suyos, no debemos comenzar a desenterrar a sus oponentes. Debemos dejar descansar a unos y a otros y que esas sombra, que son los fantasmas de la derecha y de la izquierda, nos dejen vivir en paz a los españoles de ahora.
Cualquier español de ahora piensa que quien gobierne, aunque su procedencia sea de un sector u otro, debe gobernar para todos sin ofender la memoria de los “antepasados” de uno u otro sector, delicadeza mínima que debe exigirse a los que ahora tienen la sartén por el mango, sin pensar que “el mango” se lo entregó la España total que formamos todos.
Diario HOY, 9 de febrero de 1984

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