sábado, 7 de octubre de 2017

El bandido “Barbascastaña”


Barbacastaña fue un bandido generoso que existió hace tiempo, pero que en vez de seguir el patrón clásico de robar a los ricos para repartir entre los pobres, lo hacía al revés: robaba a los pobres para socorrer a los ricos. Esto puede parecer extraño, pero él lo explicaba con una filosofía propia en la que decía: “El dinero es algo común que no debe tener propiedad, por tanto yo lo doy a los que mejor saben invertirlo, que son los ricos y los pobres, por solidaridad deben aceptar esto.”
La cosa puede parecer extraña y caprichosa, pero no lo es tanto, si contemplamos esta nueva filosofía sobre el agua de nuestros ríos, que al ser de todos, puede desaparecer de las regiones, donde Dios la puso, para pasar a otras que las sepan aprovechar mejor y que sumen riquezas a las que ya tienen, aunque sea a base de empobrecer y desertizar la región donante, en un enmendar la plana a la propia Naturaleza. En España se ha teorizado mucho sobre los trasvases de agua de los ríos, el Ebro a Cataluña, el Tiétar a Madrid, etc. Pero el único trasvase llevado realmente a cabo ha sido el del Tajo al Segura, porque de los demás, el solo anuncio de ello, levantó en protestas a la región donante y se optó por dejar las cosas como estaban. ¿Por qué con la cuenca del Tajo no ocurrió esto? A mi modo de ver, este fenómeno sería largo de explicar, pero explicado a grandes rasgos, tiene unas circunstancias singulares en las que merece parar mientes: Primero, fue una razón de Estado en tiempos de la dictadura, donde la protesta era más difícil, y además, y como segundo punto, se montó moviendo peones a muy largo plazo ya que como los gobernadores se elegían a dedo, casi todos los gobernadores eran levantinos, con mentalidad a favor del trasvase y con órdenes estrictas de acallar cualquier protesta (de esto se podría hablar más largo y tendido); la mentalización seguida por los medios de información, principalmente estatales, siguió el mismo trámite, y los pocos políticos de entonces que tuvieron posturas contrarias, fueron dados de lado o acallados de algún otro modo, por lo que algunos optaron por el mal menor; “las compensaciones”.
Lo hecho, hecho está y no es cosa de remover viejas heridas, pero como parece ser que esto salió tan bien, lo peligroso es que el asunto siga, por aquello de que como los de “la cuenca del Tajo tragamos con todo, vamos a ver si siguen tragando”. En este sentido yo he escuchado ya audiciones de Radio Nacional en las que se insistía en lo mal que lo está pasando la cuenca del Segura, pero no aparecía nadie que hablara de lo que sucede en la cuenca del Tajo. Es también sospechoso que el “Gobierno autónomo de Madrid, se haya mostrado a favor del trasvase Tajo-Segura” —como ha recogido la prensa—, porque temo que vendrá el del Tiétar a Madrid para dar de beber a la capital de España, en fin que yo estoy con el profesor Rodríguez Cancho, cuando dice: “El trasvase está sirviendo para hipotecar la cuenca del Tajo”, y como no nos andemos listos, quedará hipotecada si no es que lo está ya.
Cabría decir muchas cosas más, como es la injusticia que supone desertizar una región española para hacer vergeles en otra, etc., etc. pero hagamos punto, señalando solamente que el bandido Barbacastaña no iba tan descaminado.
Diario HOY, 10 de agosto de 1983

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