viernes, 27 de octubre de 2017

El caso de Juan de Robles


En un antiguo hospital que figuró sobre el solar donde hoy está el cine Capitol, había una piedra de cantería que tenía grabadas las armas del caballero don Juan de Robles, promotor de dicho centro, y bajo el escudo el siguiente cartel, también de piedra:
“El señor don Juan de Robles
por ayudar a los pobres
con actitud ejemplar
hizo este santo hospital”.
Cartel al que alguien agregó, pintado debajo:
“… pero antes hizo a los pobres”
para significar que dicho caballero había sido un verdadero explotador de la clase baja y después, quizás arrepentido, creó el hospital para ayudarlos.
Creo yo que con la liberación del uso de las drogas, a una escala nacional,  nos viene pasando algo de esto, porque es encomiable el esfuerzo que instituciones como nuestra Diputación viene haciendo para desintoxicar a los drogadictos, creando en el flamante Hospital de Cáceres una unidad que se encargará de ello y encomiable es también el esfuerzo que otros hospitales nacionales, así como particulares, como esas Asociaciones de Ayuda al Toxicómano, vienen haciendo en la lucha contra la droga y en la rehabilitación del drogadicto, pero de poco nos va a servir si no hay una acción conjunta de Gobierno para luchar contra esa verdadera epidemia que se nos ha venido encima por una desacertada legislación sobre la materia.
Era estremecedor ver en Televisión al alcalde e Sabadell, contándonos lo que había ocurrido en su ciudad, donde de unos cincuenta delitos mensuales denunciados en las comisarías que tenían más o menos relación con la droga, —aunque fueran asaltos, robos, etc.—, se habían pasado desde el mes de noviembre al doble, por lo que habían decidido una acción conjunta de las fuerzas de orden para perseguir el tráfico de drogas en el municipio, cosa que venían haciendo con resultados positivos, aparte de atender a los drogadictos en centros, como el ahora creado en Cáceres.
Yo pensaba al oírlo que, aquí en Cáceres, el número de delitos denunciados (que no suelen ser todos los que ocurren) habían rebasado esa cifra con creces, sin que aquí hayamos tomado actitud decidida de perseguir, conjuntamente, el tráfico de drogas.
Pero aparte de todo ello, recordó a don Juan de Robles, pensando que nuestro Gobierno, con esas liberalizaciones, está recordando lo que en tiempos hizo aquel prócer: creándonos los drogadictos para que después sean desintoxicados por entidades como nuestras diputaciones, o nuestros hospitales, que no tendrían tanto trabajo si la legislación general hubiera sido más sabia. También en este caso, una rectificación de las leyes podría ser una sabia medida.
Diario HOY, 18 de febrero de 1984

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