miércoles, 25 de octubre de 2017

La demolición del Arco del Socorro


De los dos arcos de muralla que faltan en Cáceres, el de la Puerta de Mérida y el del Socorro, hay poco conocimiento de cómo fueron y hasta la curiosidad de suponer si serían similares al actual de la puerta del Cristo, de origen romano. Pero hay otra curiosidad alrededor de ellos y es que del que se tiró últimamente, el de la Puerta del Socorro, hay pocos datos sobre la motivación que motivó a destruirlo
Cuando se tiró el entorno de esa parte de la muralla para hacer el parador de turismo de Moctezuma, que luego no se hizo, al arquitecto proyectista del mismo, Juan Palazuelo, le surgió la curiosidad de cómo sería dicho arco, ya que en mente tenía el volver a reconstruirlo, pero no había forma de encontrar datos ciertos ni aun de la época en que dicho arco del Socorro había sido demolido. Se recordaba que en el encalado de una casa próxima —que también se había derribado— alguno de los albañiles dejó grabado sobre la cal, posiblemente con la punta de un clavo, lo siguiente: “el arco se tiró en 1879”, pero posiblemente, un baile de cifras complicó más las cosas y costó lo suyo encontrar documentación en el  Ayuntamiento, que al fin la consiguió el archivero municipal.
En síntesis, el documento encontrado indica que el expediente de demolición se inició a petición del abogado don Joaquín Muñoz Chaves, vecino de las inmediaciones del arco y hermano de Juan Muñoz Chaves —el de la estatua que figura en Cánovas—. Se basaba el expediente en el poco valor del arco y en que su pesada arquitectura era un obstáculo para el ensanche de la población por aquel lugar. La petición era sibilina, ya que el solicitante se comprometía a hacer la obra por su cuenta y colocar en una hornacina próxima “la santa efigie que estaba sobre el arco”, siempre que le dieran a él los materiales de derribo.
Tirado el arco, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando pidió explicaciones del desaguisado, que se le dieron de mala manera.
Los materiales y sillería del arco pasaron a formar parte de una casa y camino de una finca particular perteneciente al solicitante del derribo, que, al parecer, era el objetivo que se perseguía, o al menos, uno de ellos…
En fin, así es la historia.
Diario HOY, 4 de febrero de 1984

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