sábado, 28 de octubre de 2017

Los "Petit" cacereños


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
A principios del pasado siglo Cáceres tuvo una afloración industrial importante en el campo de la minería. No habrá que recordar que, por entonces, comenzaron a explotarse las minas de fosforita de Cáceres y Logrosán, que han durado hasta nuestros días, así como otras muchas, principalmente de plata, que se explotaron por familias llegadas, en muchos casos del extranjero, cuyos apellidos aquí quedaron. Es más, estas industrias llegaron a ser tan comunes en Cáceres, que hasta hubo laboratorios de análisis de minerales y un periódico que se ocupaba de dar noticias de estas explotaciones y su marcha. Todo este balbuceo industrial minero se vino abajo cuando se dictó una ley por el Estado en la que todos los minerales preciosos (oro y plata) pasaban a la administración y no podían ser explotados por particulares.
No obstante, y esto es de lo que vamos a tratar hoy, muchos de los apellidos de origen extranjero que ahora figuran en Cáceres vinieron por aquel entonces, importados a nuestra ciudad principalmente por técnicos de minería de origen francés que se establecieron aquí y que dieron origen a que otros compatriotas suyos —con profesiones diversas— vinieran también a establecerse. Entre ellos figura el apellido Petit, que lo trajo a Cáceres, don Germán Petit y Dumenay, parisino que llegó a Cáceres en 1832 como negociante de lanas, socio o empleado de don José García Carrasco, y que más tarde se dedicó a explotar minas, entre ellas una muy importante, en el término de Plasenzuela, llamada La Golondrina, de plomo argentífero, a la que debió sacarle una fortuna ya que, por aquel entonces, se cantaba:
Quiéreme que soy minero
de las minas de Petit
y traigo mucho dinero
para regalarte a ti.
Este don Germán murió en París en 1870, durante el sitio de esta capital por los alemanes, pero casó en Cáceres con una hija del conde de Adanero, dejando descendencia que llevó este apellido y que se establecieron, principalmente, en Arroyo de la Luz, dedicándose después a otros diversos negocios en los que también les sonrió la fortuna. El nombre también ha quedado en la geografía cacereña en sitios como “Las charcas de Petit” o “El coto Petit“ y otros diversos.
Diario HOY, 22 de febrero de 1984

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