domingo, 22 de octubre de 2017

Los santos cacereños

(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
Hoy lo vamos a echar por la historia, porque de todo hay que hablar y me voy a referir a una historia o leyenda que, estoy seguro, desconocen muchos cacereños, como es la de que a San Jonás se le dió martirio en Cáceres y que de aquí eran, entre otros santos, San Donato y San Félix. Los que han buceado en la historia y leyenda local quizás puedan conocerlo, pero para la mayoría puede ser desconocido y curioso, y por ello lo suscito. Entre otros documentos antiguos que así lo aseguran, figura un manuscrito sobre Cáceres, de 1828, que refiriéndose a esto dice:
“Imperando Domiciano, y siendo Príncipe de la Iglesia San Clemente, por los años de 86 de Jesucristo, vino a esta villa (Cáceres) y población de su contorno San Jonás Ateniense, discípulo de San Dionisio Areopagita; iluminó la ciega idolatría con su predicación evangélica, y sufrió martirio en esta villa, a 22 de septiembre del año 131, por cuya razón y la de ser su primer predicador y maestro, ordenó el ilustrísimo Señor Obispo de Coria, don Francisco Zapata Mendoza, en agosto de 1653, que se le tuviese por natural del obispado y se solemnizase el día de su martirio. Se arraigó y fecundizó tanto su doctrina, que nunca padeció contagio de los enemigos de la verdadera religión, pues que en la inundación general de los árabes se conservó con templo y ministros, manteniéndose el culto en la iglesia de Santiago, que es una de sus parroquiales.”
El manuscrito sigue con más datos para referirse después al martirio de Santa Eulalia, a la que en Cáceres se llamaba Santa Olalla, hija de Liberio, cacereña también, ya que vivía en el lugar de la Aldehuela, llamado Pociano, próximo a Cáceres. Narra su martirio y el de su criada Julia, en Mérida, agregando que también se ofrecieron al martirio otros dos santos cacereños, maestros suyos, San Donato y Félix que vivían con ella.
¿Hay datos históricos que puedan atestiguar todo esto?, no lo sé, pero la fuente parece ser un historiador que existió en Cáceres, el doctor Solano de Figueroa que, según los modernos investigadores, tiene fama de haber sido un gran embustero aunque en alguna ocasión aportaba datos ciertos.
Diario HOY, 11 de enero de 1984

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