sábado, 25 de noviembre de 2017

Algunas curiosidades del cementerio


Hoy, día de difuntos, parece oportuno el tratar de algunas curiosidades de nuestro cementerio, cuyos primeros enterramientos datan de 1844.
Las anotaciones de los primeros libros las llevaba el propio sepulturero, al que se le conocía por “El Tío Cantares”, ya que iba cantando salmos a la cabeza del cortejo fúnebre. Las anotaciones son imprecisas, pero curiosas, ya que aunque a veces no se registraba el segundo apellido del difunto, ni la fecha del fallecimiento, sí se anotaban la características de la caja o féretro y pueden leerse notas como ésta: “caja de pino sangrado, forrada de muselina blanca”, ya que al parecer el detalle de las telas y su valor indicaba la categoría del difunto.
Es curioso saber que por esos años, la media anual de fallecimientos solía estar en unos sesenta, lo que es alto para una población que no llegaría a los 16.000 habitantes, frente a los  cuatrocientos de nuestros días, con población mayor.
También es curioso saber que de las familias allí enterradas, han desaparecido de Cáceres sus descendientes en un total de un 20 por ciento, aunque hay familias que siguen haciendo sus enterramientos allí, desde 1800.
En los primeros patios puede verse un panteón solitario que ocupa el mismo centro de lo que fue cementerio antiguo, y precisamente en un cruce de sus avenidas. De él existe la leyenda de que es de los propietarios que cedieron el terreno, que se reservaron el derecho de ser enterrados en el centro del mismo. Es una leyenda oral que no consta en ningún sitio y de la que sólo hemos podido averiguar que allí está enterrada doña Ana Luna, sus sobrinos Álvaro y Pedro Sánchez del Pozo y don Anselmo Sánchez de León, de los que no hemos podido recabar más datos.
Anteriormente en Cáceres se enterraba en las iglesias y sus alrededores y, al parecer, muchas familias que tenían panteones en ellas se negaban a ser  enterrados en este nuevo lugar, por creerle una innovación modernista que no beneficiaba al difunto.
Diario HOY, 2 de noviembre de 1984

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