sábado, 4 de noviembre de 2017

El invento de la pólvora


Yo no sé si en la toma de Cáceres, que vamos a conmemorar dentro de unos días, se empleó o no la pólvora, ya que por aquellas fechas de 1229 o 1227 (que en esto no están de acuerdo los autores) la pólvora la conocían ya tanto los moros como los cristianos de nuestros reinos peninsulares. Fueron precisamente los árabes los primeros que la trajeron a España y, por tanto, a Europa y consta en las crónicas que la empleaban, aunque no con mucho acierto —pero sí de forma habitual— desde 1280. En la crónica de Alfonso XI de Castilla se dice que en el sitio de Algeciras, en 1332, la emplearon los árabes en una especie de bombas o granadas que explotaban como truenos, y también se empleó en el sitio de Niebla.
Lo cierto y verdad es que la pólvora se conocía y la empleaban los chinos desde 1.500 años antes, aunque no para fines bélicos, sino para los fuegos artificiales, y de ellos, a través de la India y de Persia, llegó al mundo árabe que, a través de España, la importó a Europa.
Lo curioso es saber que en el mundo cristiano, la fabricación de la pólvora estuvo a cargo de los frailes dedicados a la investigación alquimista y hasta llegó a decirse que el invento se debía a Bertoldo Schwartz, que lo que en realidad consiguió, en 1300, fue hacerle arder dentro de unos tubos para lanzar piedras a distancia, con lo que se puede decir que fue este fraile el que inventó los primeros “cañones pedreros”. Ya en 1292 otro fraile franciscano, Roger Bacón, recoge en una obra suya la fórmula para hacer la pólvora. Pero todos estos alquimistas solían oscurecer sus fórmulas, para  que los no iniciados en su arte no pudieran fabricarla. Así en su fórmula, que da en latín, indica varios ingredientes agregando: “luro mope can ubre”, que no significa nada, pero que es la clave oculta para hacer la pólvora, puesto que ordenando esas letras sale la frase “carbonum pulvere”, carbono en polvo, elemento indispensable para fabricar la pólvora de aquel entonces. Finalmente diremos que posteriormente cada soldado de artillería, cada mosquetero, se fabricaba su propia pólvora y entre nuestros conquistadores figuraban expedicionarios que extraían, de los volcanes de América, el azufre y el carbón en polvo que era indispensable para ella, ya que la pólvora y el caballo fueron elementos indispensables en la conquista.
Diario HOY, 12 de abril de 1984

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