miércoles, 29 de noviembre de 2017

El mes de las esperanzas


A los españoles nos interesa más que salir de pobres, salir de trabajadores o ambas cosas a la vez. Vamos, que lo que quiero decir para explicarme es que al filo del mediados de este mes, que para todos es el mes de las esperanzas —y ahora me explico—, nos interesa más poder colgar los “aperos” de nuestro propio trabajo y vivir en el futuro mirándonos el ombligo y haciendo lo que nos venga en gana, que ser ricos en sí, cosas ambas para las que se necesita una gran bolsa.
Pero ahí está este mes de las esperanzas con sus loterías extraordinarias, sus quinielas millonarias, las rifas de todo tipo, etc., con las que soñamos hacernos unos potentados y dejar de trabajar. Porque esto es lo que quiero destacar ya que está en el comentario de todos o de casi todos: “Si a mí me tocara el gordo, el portazo y el corte de mangas que le iba a dar a mi jefe sería de campeonato”, dicen los más. Yo no sé si lo que nos pasa es que los españoles seguimos viendo el trabajo como una maldición bíblica y por esa inercia lo que más nos importa es dejarlo, pero es curioso que el que sueña con hacerse millonario a base de alguna suerte no es por invertir mejor para su negocio formarse mejor, llevar mejor vida, sino simplemente darle una patada al trabajo que realiza y poder decir a su empresa: “Ahí te quedas, que yo no voy a dar ni golpe de aquí en adelante.”
Cierto que esto es un sueño que surge principalmente al filo de este mes de las Navidades y las loterías y como tal pasa, sin más ni más y sin que el asunto se realice.
Luego, cuando uno ve que no ha salido agraciado en ninguna de ellas, se conforma y se dice algo así como “qué le vamos a hacer; no pudo ser, pero que me quiten lo soñado”, y quizás sea esto lo más importante en este mes de las esperanzas.
Diario HOY, 12 de diciembre de 1984

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