sábado, 4 de noviembre de 2017

Las pequeñas atenciones


Servir a los demás es incómodo, pero cuando queremos promocionar algo nuestro no tenemos más remedio que pasar por estas incomodidades, si es que queremos promoción.
Decimos esto porque si es cierto que, como dijo Dionisio Acedo, “nuestra ciudad monumental son nuestros pozos de petróleo”, refiriéndose al turismo potencial que ello puede acarrear a la ciudad, no es menos cierto que si a ese incipiente turismo no se le ofrecen las lógicas comodidades, ese turismo emprende otras rutas y deja de venir,
Hay cosas nimias que parecen no influir, pero que a la larga influyen. Un ejemplo podría ser la falta de rentabilidad de la tan traída y llevada “Hostería del Comendador”, que se montó para atender el turismo, y ha habido que cerrarla por esa falta de rentabilidad. Pues bien, pienso yo, que mucha de esa falta de rentabilidad se debía a que aquello era un “negocio estatal” en el que sus empleados eran funcionarios más pendientes del horario y su comodidad, que de la función que tenían encomendada. Esas negaciones a admitir clientes a partir de las diez de la noche, porque a las once cerraban; ese cobrar un vaso de agua a unos escolares que venían de turismo, fueron gotas que colmaron el vaso de la atención. Si el negocio hubiera sido particular, hubiera habido más ingenio en atenderlo. El hecho es que se cierra algo que nació para atender el turismo y no cumplió su función.
Ahora, en la Semana Santa, es cuando más turismo viene a la ciudad y ésta y sus organismos deberían volcarse en atenciones nimias, como pueden ser: el que las oficinas de turismo no estén cerradas, aunque sea fiesta, o se arbitren otros lugares donde el turismo puede recoger los folletos o recibir información (podría ser la Policía Municipal), o bien —y esto puede parecer tonto— el que los retretes municipales no estén cerrados, o que los museos den toda clase de facilidades para poder ser visitados, etcétera, etcétera; en fin, pequeñas cosas que hacen cómoda la estancia al viajero aunque a los que tengan que servirlas les sea incómoda, porque, en definitiva, el promocionar implica también esas pequeñas atenciones.
Diario HOY, 17 de abril de 1984

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