martes, 14 de noviembre de 2017

Montar el "pitote"


Yo ya me lo temía, y lo dije así en este mismo espacio, el día 22 de marzo pasado en una “ventana” que se titulaba: “El que no llora…”. Me refiero a la supresión de la línea férrea Palazuelo-Astorga, de la que entonces se comenzó a hablar como reestructuración de la RENFE para hacerla rentable, diciéndose entonces, de una forma nebulosa y sin concretar, que había que suprimir unos 500 kilómetros de ferrocarril en el territorio nacional para conseguir ese fin de rentabilidad.
Tomaba pie el saludo que el presidente de nuestra Comunidad Autónoma Rodríguez Ibarra hizo al vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, en su visita a Cáceres, donde nuestro presidente decía que “nuestra región es sumisa y paciente, aunque no temerosa o indiferente”. Temía yo que esa diferenciación no es fácil de entender y que puestos a hacer una reestructuración de algo, se elige la tierra más “sumisa y paciente” para realizarla, la que no protesta o en la que la protesta quedará soterrada en esa sumisión y paciencia que nos caracteriza.
Señalaba entonces lo que era un rumor y ahora parece se quiere convertir en una realidad, la supresión de uno de nuestros importantes ferrocarriles que, si no tiene rentabilidad económica —porque somos la tierra más subdesarrollada de España— sí la tiene social, y había que tener, por parte del Gobierno, un mimo exquisito con nosotros si es que queremos achicar diferencias entre las regiones desarrolladas y las subdesarrolladas como la nuestra.
Es más, reflejaba entonces, lo que un alto cargo de la RENFE —cuyo nombre silenciaba entonces y silencio ahora—  me decía: “Desengáñate, que si los que han de hacer la reestructuración tienen que suprimir 500 kilómetros de ferrocarril, lo harán en las regiones donde las gentes no protestan y huirán de las que puedan montar el “pitote”, si les tocan un tramo de su ferrocarril.”
Así de claro, por aquello de que la cuerda se rompe siempre por lo más débil. Ahora se ha hecho una coordinadora para protestar, se han reunido los alcaldes afectados en Salamanca y las fuerzas sindicales y políticas en Cáceres, por lo que lo único que nos queda que esperar es que el “pitote” sea lo suficientemente trascendente, para que nos hagan caso. Es triste tener que hacerlo, pero o lo hacemos o nos quedamos sin ferrocarril.
Diario HOY, 24 de julio de 1984

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.