domingo, 12 de noviembre de 2017

Que no se vayan


(Incluida en el libro “Ventanas a la Ciudad”)
La noticia de la marcha no ha caído bien en Cáceres, porque en su corazón ya se habían ganado un hueco. Me estoy refiriendo a la anunciada marcha de nuestros vecinos (ya que viven en la misma casa de la redacción de HOY en Cáceres), los jesuitas, que llevan ya 25 años entre nosotros. Veinticinco años ya, y parece que fue ayer cuando llegó aquí la humanidad del padre Sevilla. Después, como contraposición física, llegaría el menudo padre Solís, cuya voz y corazón no le caben en el cuerpo, y el padre Javier y el padre Manuel y alguno más, a hacer algo importante en Cáceres, a ser una parte de Cáceres, que nos duele nos arranquen ahora.
Ellos, la Compañía, tienen y deben una obediencia, y callarán y cumplirán, como siempre, a esas razones de que hacen falta en otro sitio ¿Pero es que aquí no hacen falta? Nuestra gente no lo entiende así y han comenzado a recabar unos pliegos de firmas para que no se vayan.
Es curioso el impacto que, históricamente, ha dejado la Compañía de Jesús a su paso por Cáceres, paso siempre breve y rápido. Habría que meditar sobre ello. La primera vez estuvieron solamente 12 años y de ese breve paso quedaron entrañables recuerdos en Cáceres: el antiguo Instituto, que fue su convento; la iglesia de San Francisco Javier (que ahora tienen “Los Preciosos”), el nombre de Cuesta de la Compañía en una de nuestras calles, y entonces sólo estuvieron 12 años, desde el 13 de mayo de 1755 al 1767 en que sobrevino la inexplicable expulsión de la Compañía de toda España.
No se fueron por gusto, sino por obediencia, como sucederá ahora, pero si aquellos 12 años en Cáceres dejaron honda huella, estos 25 años de ahora la dejarán aún más profunda. La prueba son esos pliegos de firmas que han partido de abajo, del hombre sencillo, el del pueblo, no del potentado, porque será el hombre del pueblo el que más sienta su marcha. Yo tengo fe en que la Compañía de Jesús no desaparezca otra vez de Cáceres, entre otras razones porque algo bueno están operando en nuestra juventud, que frecuenta su casa. Cáceres, pienso que los necesita y no debería correr la mala suerte que la primera vez.
Diario HOY, 21 de junio de 1984

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