Revisar las partituras

La política de nuestra Junta Autonómica es una política a contrapelo. Yo no sé con quién están “sintonizados”, pero desde luego con el pueblo, al que teóricamente representan, no lo están.

Prueba de ello es que aquí, el pueblo va por un lado, con sus problemas, y la Junta por otro, con los suyos o con los que se crea, pero sin enterarse de los del pueblo. No parece sino que en lo que suponíamos iba a ser una especie de orquesta regional, en la que todos tocarían la misma melodía, nos ha salido como solista la Junta, que toca melodía distinta, sin hacer caso a la “partitura” común y, mucho menos, al grueso de la orquesta.

Veamos ahora lo que digo. Resulta que los trabajadores de la central nuclear de Valdecaballeros están contentísimos con que siga la central y los pueblos del entorno también, porque es la primera vez que les entra el dinero a chorros a todos ellos y, como dicen: “esto de la central será expuesto, pero más cornás da el hambre”.

No obstante, la Junta está contentísima con que la quiten, que era lo que pedían cuando estaban en la oposición socialista. No vamos a entrar en la necesidad o no de las nucleares de las que en Francia y Alemania hay un montón, sin que nadie las discuta, sino en que el pueblo más próximo —el que tendría más peligro teórico— no está conforme con quitarlas.

Está ahí también la protesta de los tabaqueros y el presidente en su despacho, esperando vengan a enterarle… ¿pero, quién tiene la obligación de enterarse de lo que quiere el pueblo? Está, por citar algo más, lo de la supresión de la “Hostería del Comendador” de Cáceres, con pérdida de puestos de trabajo, sin que se mueva un dedo para evitarlo, y la mar de “conciertos” más, en el que la Junta actúa como un solista que desafina, mientras el pueblo sigue con su melodía de siempre, sin que haya un director que coordine todo el esfuerzo y le canalice hacia el “concierto” común y conjuntado… ¿qué pasa?, ¿es que hay que revisar las partituras de todos?

Diario HOY, 4 de abril de 1984