Un pleno bucólico

Desde luego hay que reconocer que el último pleno de la Diputación fue un pleno de “cabreo”, dicho sea sin ningún sentido peyorativo, sino en el de que sus señorías se pasaron buena parte de él contando y recontando cabras por zonas, pueblos y lugares para ver de crear a estos animalitos sus centros pilotos y la prioridades para las cabras de un sitio y las de otro “¿Por qué van a ser más guapas las cabras de Serradilla que las de los Ibores?”, parecía preguntar a la concurrencia el diputado Blanco; “Porque a cabras no hay quien nos gane”, parecía responder el diputado Castañares, que es además alcalde de Serradilla, presidente de no sé qué sindicato caprino y que de cabras entiende lo suyo.

“Que para cabras de derecha, las de los Ibores, porque las de Serradilla son todas rojas”, se adivinaba en lo que decía el diputado Blanco. No es que dijera eso, no, pero se adivinaba cuando decía: “Aquí hay intereses partidistas”, y uno suponía que, referido a las cabras, era porque las cabras de un lado eran de izquierdas y las del otro de derecha, y había un obstruccionismo del PSOE, para que no se beneficiaran las cabras iboreñas que, de tener voto, hubieran votado al grupo popular.

Conste que esto es una fantasía que a mí se me estaba ocurriendo al oír el debate, no que sucediera así, porque éste se redujo a contar cabras, como quien cuenta borregos para dormirse, aunque los contendientes estaban bien espabilados. Blanco decía que estaba documentado y que en los Ibores había muchas más cabras que en Serradilla, porque en Serradilla contaban las trashumantes. “Pues sin trashumantes —decía más o menos Castañares— hay alrededor de 30.000”. “¡Menos cabras, Castañares —parecía contestar Pepe Blanco—; de ocho mil no paso ni un chivo!”

…Y así siguió la cosa, sin que se aclarara cuántas cabras hay en cada sitio ni la filiación de ellas, pero la sesión, en esta parte, resultó muy bucólica.

Diario HOY, 3 de noviembre de 1984