Aunque sólo sea por curiosidad, vamos a tratar hoy de una de las obras
expuestas en la “Muestra de Historia y
Arte de Extremadura” que se viene celebrando en el Complejo de San
Francisco.
Se trata de un “calvario” en
figuras de talla de tamaño natural, en el que figuran: un Crucificado, la
Virgen y San Juan, obra muy antigua de los tallistas Guillén Ferrant y Roque
Balduque, que eran las tres figuras que remataban el retablo de la Concatedral
de Santa María de Cáceres, obra de los mismos autores. No vamos a referirnos a
la historia antigua de esta obra, de indudable valor, sino a la historia
próxima de ella, que muchos cacereños desconocen.
A raíz de haber declarado Concatedral a Santa María de Cáceres, hubo
que restaurar dicho retablo y subirlo para dar cabida bajo él a la sillería del
coro de canónigos, que figura debajo, y que se hizo recientemente —en vida del
obispo Llopis Ivorra— para que la iglesia pudiera cumplir sus funciones de
Concatedral. Entonces se bajaron las tres figuras citadas y a instancias del
entonces alcalde y representante de Bellas Artes, don Alfonso Díaz de
Bustamante, se estimó que al estar tan altas no podía apreciarse bien su belleza
por lo que se decidió que figuraran en una capilla baja (donde ahora están)
haciendo una copia exacta de las mismas, gasto que pagó la Diputación, para
ponerla en lo alto del retablo. La copia se hizo en Madrid, y se trajo a
Cáceres, pero ocurrió que al subir el retablo para admitir debajo la sillería
del coro de canónigos, estas figuras no cabían en la parte alta del retablo,
por lo que iniciaron un peregrinaje por diversos despachos de la Diputación y
por los de San Francisco, quedando dicho retablo sin remate —como ahora puede
verse—. Ustedes se preguntarán, como nosotros, ¿qué fue de ellas?. Pues bien,
estas tres figuras —copias exactas de las que se exponen ahora en San
Francisco— son las tres imágenes que figuran en la capilla del Hospital
Provincial de Cáceres, tras de la última reforma que en él se ha realizado.
Si ustedes quieren, todo esto es una nimiedad, pero es una precisión
sobre historia próxima cacereña, que a algunos gustará conocer.
Diario HOY, 30 de marzo de 1984
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