domingo, 12 de noviembre de 2017

"Volaré, oh, oh…"


Hay que ver lo fácil que es ahora volar y lo difícil que lo tuvo la Humanidad hasta que los Hermanos Wright aplicaron a una especie de cometa, de 338 kilos de peso, un motor de explosión, logrando recorrer 170 metros a una altura de tres metros y medio del suelo.
De ahí en adelante las facilidades se fueron sucediendo y ahora los aviones que tardaron siglos en descubrirse, los construye cualquiera.
Por datos históricos pensemos que ya en el siglo XV Leonardo de Vinci inventó una máquina para volar y desde entonces la inquietud por volar fue un deseo humano, algunas veces conseguido. Cierto que entonces deberían ser planeadores o cometas movidos a mano lo que se fabricaba, pero así y todo, a Cáceres le cupo la suerte de contar con el placentino José Patiño que en 1784 construyó su “Pez aéreo”, con el que se tiró desde la catedral de Plasencia para ir a aterrizar —no sabemos si de mala manera— en las inmediaciones de Coria.
Mucho antes, y también desde Plasencia, un prisionero que se encontraba encerrado en la catedral probó suerte con unas alas construidas por él y parece que logró zafarse de su encierro.
En Cáceres capital, la inquietud por volar también debió ser pareja, aunque por artes mágicas, porque Mónica Rega —una aprendiz de bruja— lo intentó en el siglo XIX, logrando solo quedar coja para toda la vida.
Todo esto viene a demostrarnos que en nuestra provincia ha habido siempre inquietud por volar —aparte de que a más de uno le hayan levantado los pies del suelo— y que la afición por la aviación aquí fue grande desde los primeros momentos, cuajando en 1912 con los vuelos de Henry Tisier y otras diversas demostraciones que fueron después habituales cuando se realizó, en 1927, nuestro viejo aeródromo.
Viene todo esto a cuento de que ese viejo aeródromo, ya en desuso, se ha visto remozado por la I Reunión Nacional de Constructores Amateurs de Aviones, a la que concurren ilusionados de este deporte de dentro y fuera del territorio y a los que deseamos felices vuelos y aciertos en estos días que durará la reunión a la que cada cual trae su “cacharro” para volar, inventado y hecho por él, lo que no deja de ser un acontecimiento.
Diario HOY, 23 de junio de 1984

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