sábado, 23 de diciembre de 2017

El asunto de los festivales


En Cáceres capital hemos ido a menos hasta en la cosa de festivales. No es que estuvieran bien con otros gobiernos, o con gobiernos de otro color, porque a decir verdad, es desde la democracia para acá cuando se nos han puesto peor. Pero algunos de los gobiernos democráticos no socialistas intentaron, sin mucho éxito —que todo hay que decirlo— apuntalarlos al menos. Es desde el Gobierno socialista desde cuando la cosa se nos torció del todo. Yo tengo para mí que este olvido socialista de la capital, en cuanto a festivales es un poco de revancha, porque aquellos Festivales Folklóricos Hispanoamericanos, de grata recordación que se hacían en Cáceres y que comenzaron a tener fama en toda Hispanoamérica, como puedo atestiguar por haberlo comprobado desde Méjico, fueron idea y organización de don Blas Piñar, cuando era director del Instituto de Cultura Hispánica. Cierto que cuando él dejó dicho Instituto para dedicarse a otras cosas, los festivales comenzaron a hacer agua, como suele decirse, porque otros directores de ese Instituto no supieron orientarlos, o bien porque las circunstancias habían cambiado.
Cierto y verdad que como aquello dio dinero a Cáceres y a su hostelería, principalmente, hubo verdadero interés por parte de algunos alcaldes, presidentes de Diputación y aún gobernadores, por resucitarlos, pero por aquello de que nunca segundas partes fueron buenas, cuajar no cuajaron tanto como los otros, pero hubo orientaciones nuevas y nuevos intentos que trajeron a Cáceres capital espectáculos de teatro de categoría, algunos “Otoños musicales” de grata recordación y algún otro intento digno de destacarse. Fueron los socialistas los que dieron al traste con los espectáculos de categoría, y para todos, en la capital. No quiere esto decir que no se gasten sus buenas pesetas en movidas para la juventud (quizás porque electoramente pueden ser más rentables), pero han preferido atender a los pueblos —que se atienden con menos dinero—, lo que no nos parecería mal si no se hubiera olvidado totalmente a la capital. ¿Pudiera ser por lo de Blas Piñar?.
Diario HOY, 4 de agosto de 1985

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