lunes, 4 de diciembre de 2017

Historia para cazadores


Los cazadores sabemos que la enfermedad conocida por mixomatosis, aparecida hace ya años, nos dejó los campos de toda Europa sin un conejo. Pero lo que desconocen muchos, y a mi juicio es cosa que no debemos olvidar ninguno, es que esa “gracia” se le debemos a un médico francés que con una forma de ser muy gala, puso por delante sus intereses a los de los demás. Se llamaba Monsieur Armand Delille y ha fallecido, no hace tanto tiempo.
Pues bien, el señor Armando, viendo que los conejos se comían cuanto sembraba en su finca de Eure et Loire, inventó la mixomatosis y se la inoculó a un conejo, para descastarlos, pero pasó que en pocos meses la enfermedad se extendió y quedó sin conejos a toda Europa. Vamos, que el señor Armand Delille se le fue la mano y en vez de matar los conejos de su finca, mató todos los del continente.
Usted, amigo cazador, pensará que el daño hecho merecía un ejemplar castigo y unos daños y perjuicios que deberíamos haber reclamado a Francia todos los cazadores de Europa. Psicológicamente, si Armand Delille hubiera sido español el castigo se le hubiera dado, pero era francés y para Francia un francés nunca se equivoca, máxime si los más perjudicados son el resto de los europeos, con lo que, orientando la cosa en el sentido de que al desaparecer los roedores se le había hecho un bien a la agricultura, le dieron hasta una medalla.
Como usted lo oye, amigo cazador, es más, tan hábiles son los franceses que a la tal enfermedad, que debió llamarse “delillina” —en recuerdo de su inventor—, le pusieron mixomatosis para que nos olvidáramos del origen francés de tal desaguisado. Listos que son los galos. Como verá es una historia más sobre las atrocidades que se han hecho con la caza y no siempre por parte de los cazadores.
Diario HOY, 25 de enero de 1985

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