viernes, 8 de diciembre de 2017

Proyectos fallidos


De todas formas aquí tenemos mala suerte con los proyectos, pero no sólo con los proyectos políticos en los que juega la promesa electoral que luego se olvida, sino en los otros. Por ejemplo, hace ya muchísimos años, nuestro Ayuntamiento tuvo el deseo de “regalarnos” una finca en la que, como en otras poblaciones el vecino tuviera un sitio donde ir los fines de semana, mejor dicho los domingos, porque eso del fin de semana es relativamente nuevo, sin que nadie le llamara la atención. No cuajaron los ofrecimientos de algunas, pero casi cuajó el que en el pantano del Salor, en sus orillas, comenzaran a acampar muchos cacereños que tomaron aquello como finca de recreo propia; una sociedad de pescadores lo organizó un poco y aquello comenzó a ser la “playa de Cáceres”… Pero mire usted por dónde, el pasado verano el agua estaba contaminada, se prohibió bañarse y se chafó el invento, sin que nadie arbitrara algún proyecto serio de  descontaminarla”.
Tampoco con el pantano de Alconétar, a unos veinte kilómetros de Cáceres, hubo mayor suerte, aunque aquello apuntaba muy alto. Primero fueron unos particulares que crearon allí una cafetería, “La Península”, que funcionó muy bien y hasta  tuvo barquitas de alquiler; luego fue el club “Tajomar”, que intentó institucionalizar el deporte náutico en aquel magnífico lago artificial en el que se nos había convertido el Tajo, pero sin saber las causas, una cosa y otra fueron fallando, muriendo poco a poco y muertas están sin que nadie se ocupe de resucitarlas. ¿Faltó apoyo “oficial”?, ¿fue la abulia de todos la que contribuyó al fracaso? Yo no lo sé, pero pienso que cara a la primavera, que ya se anuncia, y al verano sería muy oportuno revisar alguno de aquellos proyectos.
Diario HOY, 26 de febrero de 1985

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