sábado, 9 de diciembre de 2017

Un concejal atípico


Tras el último pleno municipal hay que decir que Antonio Hurtado Ricafort es un concejal atípico. Yo sé que a él le gusta que se hable de él y yo le estoy haciendo un favor en este sentido, porque su atipismo, pienso yo que lleve el fin de que no se olvide su nombre y se hable de su gestión, aunque sea bien, como suele decirse. Pues bien, yo voy a explicar al menos su estrategia personal en el último pleno, para que entiendan por qué le llamo atípico.
El señor Hurtado, no llegó a las siete de la tarde, a principio de la sesión plenaria, como creo era su obligación, sino a las nueve de la noche, cuando se discutía el punto 25 del orden del día y faltaban sólo cuatro puntos más para concluir el pleno. Muchos compañeros se alegraron de su ausencia pensando que era la forma de llevar más ágilmente los asuntos, pero el señor Hurtado llegó a las nueve de la noche, con “ganas de guerra” y debería venir cenado, porque una y otra vez repitió que no tenía prisas, “tengo que justificar el sueldo de concejal que tanto nos echan en cara —decía— y no tengo prisas ninguna, si hay que estar aquí hasta las doce, se está”, repitió un montón de veces. Es más, cuando se empeñó en que se le explicaran detalles del “polígono de los Fratres” en el turno de ruegos y preguntas, su reiteración, su falta de concreción, en la que confesaba su desconocimiento del tema y pretendía que le enseñara el alcalde, la cosa llegó a tanto, que un compañero de corporación abandonó la sala y, cuando el propio Hurtado le dijo: “No te marches, que no tenemos prisas”, el otro contestó: “Para oír bobadas, las oigo mejor en la calle”, cosa que le valió una amonestación del alcalde, aunque se marchó a la calle, como hubiéramos deseado irnos todos.
En fin, un atipismo porque el sueldo de concejal se gana haciendo algo positivo y no sólo fastidiando a los reunidos por ganas de fastidiar.
Diario HOY, 10 de marzo de 1985

NOTA.- El Sr. Hurtado Ricafort falleció en 2002. Funcionario del Cuerpo Auxiliar de la Administración Civil del Estado, perdió su condición de funcionario por Resolución de la Subsecretaría del Ministerio correspondiente por haber sido condenado, por sentencia firme, por un delito de malversación de caudales públicos. (Nota de Teófilo Amores).

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