Burocratizando

Viendo el afán de burocratizar por parte de algunas de nuestras instituciones, uno se acuerda de aquellas “disposiciones” que salían en el “Papelín Nacional”, que como remedo y tomadura de pelo al Boletín, incluía, en tiempos de la dictadura, el periódico de humor “La Codorniz”. Por ejemplo se decía: “Creación del departamento de pajas para horchatas”. “Se autoriza la fabricación de pipas y pajas para absorber horchatas y otros refrescos, pero ajustados a las siguientes normas: cada fábrica habrá de crear un puesto de cortador de pajas, otro de probador del orificio y un puesto de ingeniero empaquetador de pajas y pipas. Los primeros citados tendrán carrera técnica superior y capacidad  probada en el oficio…” y así seguían y seguían tomando el pelo a la burocratización a la que se había llegado en aquel régimen, que pienso que hemos superado en el actual, sobre todo con la creación de unas consejerías autonómicas que, sin tener una función concreta —o muy poca— se la crean como pueden, siguiendo esas famosas normas de “La Codorniz”.

A mí, en el pleno de ayer, cuando se trató del convenio de colaboración entre la Consejería de la Junta y las dos diputaciones, para la creación de un “Plan Apícola regional”, con un montón de puestos de trabajo para biólogos, becarios y técnicos de todo tipo, con miembros fijos y de carácter permanente (que tendrán sus buenos sueldos) y sin decir en ninguna parte del convenio que alguno será apicultor profesional, en ejercicio y con la experiencia lógica en el tema de las abejas, el asunto me parecía de tanto pitorreo o más que los que incluía en el “Papelín Nacional” el periódico de humor “La Codorniz”. No estoy de acuerdo tampoco con los razonamientos de la oposición, sino que me parece demencial el que algo que funciona tan bien como la apicultura, y sólo por la iniciativa privada, se venga a complicar con una burocracia en la que no se incluye para nada a los verdaderos apicultores.

Diario HOY, 19 de abril de 1986