martes, 16 de enero de 2018

Casi despedida a la francesa


Cuando las gentes, los colectivos sanitarios y aún la propia UGT, se cansaron de pedir la dimisión de Antonio Mancha sin conseguir que se fuera, cuanto todo el mundo se había convencido de que a Mancha no había quien lo moviera de su cargo de director provincial del INSALUD y, cansados, habían desistido de pedir su cabeza, cuando, finalmente, nadie se acuerda ya de Mancha, es cuando le llega el cese o traslado voluntario o no, que esto no importa tanto. No sabemos si Mancha ha cumplido ya con las órdenes que le dieron al llegar al cargo y, consumada la labor de reforma o “deforma” (como algunos dicen), le han agradecido los servicios prestados, o se lo llevan de pararrayo en expectación de destino para cualquier otra acción de reforma a contrapelo que se le presente, porque Mancha, según algunos, es un “camicace” del PSOE. Yo más bien le llamé a el, y a algunos otros, en esta misma sección “hombres pararrayos”, ya que están para recibir las descargas eléctricas contundentes y, si llega el caso, quemarse ellos y no el partido o el superior que allí los puso.
Salvando las diferencias, Mancha en lo provincial y sanitario, era lo que Calviño en lo nacional y televisivo. A ambos, desde casi el principio de sus respectivas gestiones, al decir de muchos, les “olía la cabeza a pólvora”, pero debieron acostumbrarse a este perfume y lo utilizaron como loción capilar sin importarles mucho.
Mancha al fin se va y alguno de los que pedían su cabeza nos ha dicho aquello de: “enemigo que huye, puente de plata”, pero casi con tristeza de que se vaya por lo de “vale más lo malo conocido…” y porque uno se acostumbra a todo.
Calviño se queda aún, Mancha se marcha y hay que decir que hemos de agradecerle la serie de noticias que nos proporcionó en toda su gestión.
Diario HOY, 12 de abril de 1986

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.