lunes, 1 de enero de 2018

El Ayuntamiento y sus bienes


En nuestro Ayuntamiento nunca ha estado muy claro cuáles son o no sus verdaderas propiedades, eso que suelen llamarse bienes de propios. La cosa viene de muy antiguo y está tan enrevesada que parece ser ha habido interés secular en que así sean las cosas y el Ayuntamiento, o los que lo forman en cada momento, no sepan exactamente cuáles son sus verdaderas propiedades.
En lo antiguo, estas propiedades se apuntaban en el llamado “Libro de Becerro”, del que el escritor local Publio Hurtado, allá por el año 17, decía que habían comenzado a faltar hojas de él y posteriormente acabó desapareciendo el libro completo, pensando el escritor que ello era debido al interés que tenía alguien, que disfruta como suya alguna finca municipal, de que no se conociera el hecho y continuar disfrutándola. En definitiva, por una cosa o por otra, el libro continuó perdido hasta que siendo alcalde Alfonso Díaz de Bustamante se lo devolvieron en secreto de confesión, con lo que nos quedamos con las ganas de saber quién lo había tenido secuestrado todo ese tiempo. Pero no es este el caso, sino que ahora que esas propiedades no se apuntan en un solo libro, ahora que hay otros métodos para conocerlas, nuestro Ayuntamiento sigue equivocándose, como es el caso del arreglo de la calle particular entre las de León Leal y Ronda del Carmen que tomó por propia, y otro relativamente reciente y al que se echó tierra en su día, como fue el construir un grupo de viviendas en terrenos que no eran suyos, sino de unos frailes a los que hubo de indemnizarles con otros terrenos y silenciar el planchazo.
En el tiempo en que Jacinto Lucas fue concejal, fue uno de los pocos que se tomó en serio el poner todo esto en claro, pero se le acabó el “mandato” y no pudo rematar la obra, que sigue inacabada como  la sinfonía de Schubert.
Diario HOY, 8 de noviembre de 1985

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