miércoles, 3 de enero de 2018

El timo y la ilusión


Alfonso Vera y Vega, presidente de la Sociedad Española de Ovinotecnia que ha celebrado sus décimas jornadas nacionales en Cáceres, decía en unas declaraciones a HOY que la entrada en el Mercado Común se había firmado como en barbecho y que para los hombres de la agricultura, esta entrada era al menos problemática porque, si era cierto que en la llamada “agricultura de montaña” la Comunidad aporta un 25 por ciento para su mejora, lo hace si el Estado de turno aporta el 75 por ciento restante, que es lo más problemático porque lo difícil será convencer a nuestro Estado de que aporte ese 75 por ciento, con lo que la pelota sigue estando en el tejado y no hay panaceas con la entrada en la CEE, sino que persiste el dicho de “Ayúdate y te ayudaremos”.
La verdad es que nada nuevo aportaba este razonamiento, aunque con él Alfonso Vera pusiera el dedo en la llaga, puesto que nuestro pueblo dice y repite una y otra vez que “nadie da duros a cuatro pesetas”, lo que en todos los órdenes, sobre todo industriales y de negocio, de la vida, es una verdad como un puño. A mí, personalmente,  lo que me duele es esa forma nueva de timo a la ilusión que nuestro pueblo viene sufriendo una y otra vez a todos los niveles y que nos está convirtiendo en un pueblo receloso y escéptico. Es el político que, por vivir bien él, promete la luna al pueblo y le engaña; es  el “hombre de empresa” (o de presa) que nos monta un tinglado para alcanzar unas subvenciones y ayudas y, conseguidas éstas, se larga y nos deja tan “desindustrializados” como estábamos antes y, lo que es peor, con el mal sabor de boca de que hemos sido timados colectivamente y se nos ha matado la ilusión que habíamos puesto en todo. Cierto que nadie da duros a cuatro pesetas, pero hay timos colectivos que deberían castigarse en función de la ilusión que matan.
Diario HOY, 8 de diciembre de 1985

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