lunes, 29 de enero de 2018

Hay que dar el primer paso


Hay una cosa de la que todos los cacereños debemos concienciarnos, y nuestras autoridades más, que es el compromiso que hemos adquirido al ser declarada nuestra ciudad “Patrimonio de la Humanidad”. Quiere ello decir que ya no pueden deteriorársenos los monumentos, por abandono de los que mandan en cada momento, porque estamos “administrando” un patrimonio que ha trascendido y ya no es nuestro solamente, sino de la Humanidad —ello aparte de que esto suponga el que de fuera nos echen una mano— pero tenemos que ser nosotros los primeros que atendamos el que esos monumentos no se nos puedan venir un día abajo. No importa que el monumento, dentro del recinto, tenga mayor o menor importancia histórica, porque todos tienen que ser conservados, desde la torre “Desmochada”, que el Ayuntamiento no quiere confesar que es suya, hasta la “Torre Juradera de los Espaderos”, cuya ruina se denunció en la última sesión de la Comisión Municipal de Gobierno y que también debe ser del municipio porque se compró para el Parador que no se hizo, se desmantelaron las casitas de alrededor que, de algún modo, la protegían y al quedarse sola, recibiendo la inclemencia de la lluvia y el viento, y de los gamberros que entran por sus huecos, ha comenzado a acusar el cansancio de los siglos
Yo no sé si a ustedes les agradan las historias o las leyendas de los monumentos de Cáceres, pero por si vale para que se le preste una más pronta y eficaz atención, voy a narrar lo que yo sé y deduzco de esa histórica torre, aprendido en infinidad de libros y documentos que pasaron por mis manos. Su nombre es “Torre Juradera de los Espaderos” y aunque, tras la toma de Cáceres por el rey de León, quedó en manos de una familia que tomó el nombre de Cáceres y Espaderos, su designación es más antigua y se refiere a los inicios d el Orden de Caballería de Santiago, que se llamó entonces “Fratres de Cáceres o de la Espada” (de ahí lo de “espaderos”) y en ella se velaban sus armas y prestaban sus juramentos los caballeros de esta Orden (de ahí también lo de “juradera”), suponiéndose que en el desaparecido palacio del que formaba parte vivió el Maestre de la Orden y fue sede de este instituto armado. Algo que viene a confirmar esto es que desde ella se inicia la llamada Cuesta del Maestre, nombre conservado en Cáceres desde aquel entonces.
Más podría decir sobre la historia o leyenda de este monumento, pero creo que para una simple curiosidad es suficiente, esperando que ello estimule a los responsables de arreglarla y conservarla.
Diario HOY, 3 de octubre de 1986

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