miércoles, 24 de enero de 2018

Jerga de emigrantes


Me hace gracia, aunque me parece horterada de mal gusto, la jerga que muchos de nuestros emigrantes en Cataluña, que ahora están pasando las vacaciones entre nosotros, utilizan para presumir aquí de catalanes cerrados o imitar a los catalanes realmente nacidos en aquel territorio. Se trata de una mezcla de palabras castellanas y catalanas, pronunciadas mal unas y otras.
A muchos de ellos, sobre todo a ellas, les debe parecer de muy buen tono entrar en un comercio de su propio pueblo, o de los de la capital, presumiendo de que hablan un catalán perfecto, cuando lo que sabe de este idioma son cuatro palabras coloquiales mal pronunciadas que mezcla, en un disfrazar el castellano, con otras también mal  pronunciadas, en español. La comedia es curiosa y a mi me parece una carnavalada porque esta gente sólo consigue hablar mal aquí, en su tierra y en Cataluña donde trabajan.
Me recuerda el chiste de los estudiantes de latín, que en compañía femenina habían ido a un huerto a coger peras, pero el que se subió al árbol tenía roto el pantalón y enseñaba las nalgas por lo que otro de ellos comentó con el compañero: “Se lo voy a decir en latín, para que las chicas no se enteren”, con lo que se produjo el siguiente diálogo: “¡Petrus!” (dijo el de abajo), “Cué” (respondió el otro). “¡Que se te viden las nalgus…!” y se quedaron tan conformes.
El catalán es un idioma para andar por Cataluña y me parece muy bien que los extremeños que allí trabajan traten de aprenderlo y utilizarlo, pero allí. Cuando vengan a su tierra, que procuren hablar el castellano más puro, o en su defecto el extremeño castúo que es su verdadero “idioma”. Pienso que son los catalanes los que deben defender su idioma y nosotros el nuestro.
Diario HOY, 7 de agosto de 1986

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